La voz de mamá y los sonidos

Estímulos del exterior durante el periodo embrionario. Que el feto percibe la voz de la madre así como otros estímulos del exterior desde el periodo embrionario no solo es cierto sino que, además, puede escuchar los sonidos antes incluso de que el oído esté formado.

 ¿Cómo es posible? Esto tiene lugar gracias a la piel. Desde las primeras semanas de gestación los receptores sensoriales de la piel ya están desarrollados y, gracias a ellos, el feto recibe las vibraciones sonoras. La voz materna llega al feto a través de la columna vertebral de la madre, siendo la propia columna un puente vibrante entre la laringe y la pelvis. Al vibrar la laringe, la columna vertebral reacciona como la cuerda de un arco y la pelvis se convierte en una enorme caja de resonancia. Debido a su cercanía, el feto escucha la voz de la madre con mayor intensidad que ninguna otra, por lo que muestra hacia ella una especial preferencia. Nanas, música relajante o incluso Mozart. Dado que los niños pueden percibir todos estos sonidos desde antes de nacer, la estimulación prenatal mediante música resulta beneficiosa para desarrollar la audición y otras capacidades del bebé, así como para reforzar el vínculo madre-hijo.


Referencias:

 Querleu, D., Renard, X., Versyp, F., Paris-Delrue, L., & Crèpin, G. (1988). Fetal hearing. European Journal of Obstetrics & Gynecology and Reproductive Biology, 28(3), 191-212.

Tomatis, A. (1990). 9 meses en el paraíso. Historias de la vida prenatal. Barcelona: Edicions La Campana.