Llega una edad en la que los padres se ven obligados a dejar a un lado el control y la protección de sus hijos, permitiéndoles enfrentarse al mundo por su cuenta. Se trata de un paso difícil para los padres, aunque esencial en el proceso madurativo, marcando el inicio de la individuación y la preparación de los hijos para su entrada en el mundo de los adultos (Hofer et al., 1998; Musitu et al., 2001, Noom et al., 1999).
El adolescente necesita establecer una identidad propia, alcanzar una mayor autonomía en el manejo de su vida cotidiana y en la toma de decisiones. Este proceso – a pesar de que los términos apego y autonomía se pueden concebir de forma equivocada como extremos de un mismo continuo – en realidad no implica en absoluto una pérdida del vinculo emocional con los padres (Cava, 2003).
La complicada tarea de la adolescencia puede ser concebida como el alcance de un equilibrio entre la necesidad emergente de autonomía e independencia y un sentimiento de pertenencia y relación con el núcleo familiar y los amigos. Un proceso madurativo desde los vínculos infantiles con los padres hacia una concepción más amplia, autónoma e integrada de las relaciones personales (Baltes y Silverberg, 1994).
Una relación de apego adecuada con los padres durante la adolescencia, en la literatura científica, a menudo ha sido positivamente relacionada tanto con mayores sentimientos de autoeficacia (Papini et al., 1992) y de competencia social (Kenny, 1994) como un factor de protección importante ante los sentimientos de depresión (Papini et al., 1992).
Dentro de los temores parentales más frecuentes en esta etapa se encuentran miedos con respecto a que su hijo/a “no haga las cosas bien”, “vaya por el mal camino”, “se rodee de malas compañías”, etc. A pesar de que se trata de temores racionales, el progenitor deberá aprender a gestionarlos con el fin de no interrumpir o influenciar lo mínimo posible el proceso madurativo del adolescente. Los padres deben confiar en la educación proporcionada a sus hijos, en las herramientas que les han dado y en que serán capaces de utilizarlas. En el caso de que las cosas no vayan bien tendrán que estar disponibles para ayudarles y apoyarles en lo que sea necesario. Es importante que el adolescente no vea a los padres como “jueces o policías”, sino como una base segura a la que poder recurrir en caso de necesidad.
No se trata de no controlar a los hijos, sino más bien de no ser excesivamente invasivos, dejar un margen para que se equivoquen y aprendan a tomar decisiones, que tienen consecuencias y que, en ocasiones, pueden ser erróneas. En caso de una equivocación también deberán aprender a solucionar lo que se derive de la misma por sí solos, utilizando tanto sus propias herramientas como aprendiendo a pedir ayuda. De esta manera, el adolescente irá adquiriendo de forma progresiva un mayor sentido de la realidad, responsabilidad sobre sus actos y recursos intentando adaptarse a realidades sociales siempre más complejas (escuelas, amigos, universidad, trabajo, pareja, etc.). Si, por temor a que puedan equivocarse, son los padres los que hacen todo por él, el adolescente no aprenderá, convirtiéndose en un adulto inmaduro o con escasos recursos para desenvolverse en la vida diaria.
Referencias
Baltes, M.M. y Silverberg, S. (1994) The dynamics between dependency and autonomy: illustrations across the life span. En Featherman, D.L., Lerner, R.M. y Perlmutter, M. (Eds) Life-Span Development and Behaviour, vol. 12. Hillsdale, NJ: Lawrence Erlbaum, pp. 41-90.
Cava, M.J. (2003) Comunicación familiar y bienestar psicosocial en adolescentes. Actas del VIII Congreso Nacional de Psicología Social, vol. 1 (1), 23-27.
Hofer, M., Youniss, J. y Noack, P. (1998). Verbal interaction and development in families with adolescents. London: Ablex Publishing.
Hoffman , J.A. (1984) Psychological separation of late adolescents from their parents. Journal of Counselling Psychology, 31, 170-178.
Kenny, M. E. (1994) Quality and correlates of parental attachment among late adolescents. Journal of Counseling and Development, 72, 399-403.
Musitu, G. y Cava, M.J. (2001). La familia y la educacion. Barcelona: Octaedro.
Noom, M., Dekoviv, M. y Meeus, W. (1999). Autonomy, attachment and psychosocial adjustment during adolescence: a double-edge sword? Journal of Adolescence, 22, 771-783.
Oliva, A. y Parra, A. (2001) Autonomía emocional durante la adolescencia. Infancia y aprendizaje, 24 (2), 181-196.
Papini, D.R. y Roggman, L.A. (1992) Adolescent perceived attachment to parents in relation to competence, depression and anxiety: a longitudinal study. Journal of early adolescence, 12, 420-440.