El estrés es una relación entre la persona y el ambiente, en la que el sujeto valora en qué medida las demandas ambientales constituyen un peligro para su bienestar, y si exceden o igualan sus recursos para enfrentarse a ellas. Una persona está bajo estrés cuando tiene que hacer frente a demandas conductuales que le resultan difícil llevar a cabo o satisfacer. Entre las condiciones que pueden generar estrés se encuentran la incertidumbre, el cambio, la falta de información y la falta de habilidades para hacer frente y manejar la situación que se presenta.
Una situación de examen comprende los elementos de los principales estresores ambientales: preparación para impedir la amenaza o evento estresante, confrontación con la situación, incertidumbre acerca de los resultados y afrontamiento de las consecuencias (Carver y Scheier, 1995; Folkman y Lazarus, 1985).
Entre el 15 y el 25% de los estudiantes experimentan niveles elevados de ansiedad ante las situaciones de evaluación (Escalona y Tobal, 1996). La mayoría de las investigaciones sobre este tema sugieren que elevados niveles de ansiedad ante los exámenes ejercen un efecto negativo sobre la realización escolar, especialmente en las tareas complejas con límites de tiempo ajustados (Dutke y Stöber, 2001; Hancock, 2001; Hofflich et al., 2006; Magalhães, 2007; Rosário y Soares, 2003). Afrontar de manera efectiva las situaciones ansiógenas es importante tanto para el bienestar psicológico del alumno como para el logro de sus metas académicas (Zeidner, 1995).
La respuesta de ansiedad
Una de las principales características de la ansiedad ante los exámenes, es que los alumnos conocen con antelación cuando se va a producir la situación ansiógena. La respuesta de ansiedad puede comenzar desde el mismo momento en que se conoce la fecha en la que el alumno va a ser evaluado. En un primer momento, se reduce al nivel cognitivo, donde pueden aparecer pensamientos de anticipación de la situación y recuerdos de situaciones anteriores, estos pensamientos pueden relacionarse con situaciones de fracaso.
Durante el tiempo de preparación del examen se da una relación proporcional inversa entre el tiempo disponible para el estudio y la variedad e intensidad de la respuesta de ansiedad. Es decir, la respuesta de ansiedad se intensifica conforme se acerca el momento de la evaluación, a nivel tanto cognitivo como fisiológico (en forma de malestar general, dolor de cabeza, molestias estomacales, etc.).
Durante el examen, tanto los síntomas de activación fisiológica como las preocupaciones pueden afectar negativamente al rendimiento, ya que competirán por la memoria de trabajo disponible con el rendimiento, distrayendo al alumno de la realización de la tarea, (Miralles y Sanz, 2011). Anderson y Sauser (1995) sugieren que los estudiantes con buenas competencias de afrontamiento percibirán los exámenes como menos amenazadores que los alumnos menos competentes. Si el alumno lee las primeras cuestiones del examen y es capaz de contestarlas, su estado de ansiedad se verá reducido, con la consiguiente disminución de su preocupación. Por el contrario, la incapacidad de responder a las primeras cuestiones conllevará, en muchos alumnos, un aumento de la tensión y activación fisiológica.
La respuesta de ansiedad puede desembocar en dos tipos de resultados:
- Ansiedad perturbadora del rendimiento: incremento de las preocupaciones y activación del sistema nervioso autónomo, desviando la atención de la tarea. Se relaciona con estrategias de afrontamiento orientadas a la evitación y a la emoción.
- Ansiedad facilitadora del rendimiento: reacciones dirigidas a la resolución de la tarea y relacionadas con estrategias de afrontamiento activas.
Concepto de afrontamiento
Lazarus y Folkman (1984) en su Modelo Transaccional, definen el afrontamiento como “aquellos procesos cognitivos y conductuales constantemente cambiantes que se desarrollan para manejar las demandas específicas externas y/o internas que son valoradas como excedentes o desbordantes de los recursos del individuo”. Se concibe el afrontamiento como el conjunto de estrategias puestas en práctica para reducir las cualidades aversivas de la situación ansiógena.
El afrontamiento es un proceso variable en función de los resultados experimentados en el afrontamiento de situaciones estresantes previas, que requiere un esfuerzo para manejar la situación y restablecer la homeostasis o adaptarse a la misma (Brannon, 2001). Para la conceptualización del afrontamiento resulta relevante considerar algunos conceptos claves (Schwarzer y Schwarzer, 1996):
- No necesita ser una conducta llevada a cabo de forma completa, también puede considerarse afrontamiento el intento o esfuerzo realizado.
- Este esfuerzo no necesita ser expresado en conductas visibles, ya que también puede consistir en cogniciones.
- La valoración de la situación como desafiante es un prerrequisito para iniciar los intentos de afrontamiento.
El afrontamiento dependerá de las capacidades (internas y externas) del individuo para hacer frente a las demandas de la situación (Navarro, 2000). Estos elementos se conocen como recursos de afrontamiento, e influirán en las estrategias de afrontamiento empleadas por el individuo ante determinadas situaciones (Buchwald y Schwarzer, 2003), y pueden ser clasificados en:
- Fisicos y biológicos: elementos del ambiente y recursos orgánicos del individuo (e.g. alimentación adecuada, clima, enfermedades físicas, etc.).
- Psicológicos o psicosociales (e.g. creencias, capacidad intelectual, habilidades de resolución de problemas, etc.).
- Sociales (e.g. red de apoyo social, habilidades sociales, etc.).
En general, existe un consenso bastante amplio entre los investigadores en considerar las siguientes categorías de estrategias de afrontamiento (Zeidner, 1995):
- Estrategias orientadas al problema: tendentes a solucionar el problema para eliminar el estrés (e.g. afrontamiento activo, planificación, reinterpretación positiva, supresión de actividades distractoras, etc.)
- Afrontamiento orientado a la emoción: se dirige a la regulación, reducción o eliminación del estrés emocional (e.g. búsqueda de apoyo social, centrarse en las emociones, desahogarse, etc.)
- Afrontamiento orientado a la evitación: estrategias evasivas dirigidas a la evitación de la situación generadora de ansiedad (e.g. distanciamiento, negación, etc.)
Aunque estos dos últimos – afrontamiento orientado a la emoción y a la evitación – pueden ayudar en el mantenimiento del equilibrio emocional, una respuesta efectiva a una situación de examen requiere actividades de solución de problemas para controlar el estresor y obtener resultados positivos. El afrontamiento activo provee un sentido de dominio sobre el elemento ansiógeno, orienta la atención al problema y utiliza la energía para controlar la situación.
Referencias
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- Brannon, L. (2001) Psicología de la salud. Madrid: Paraninfo.
- Buchwald, P. y Schwarzer, C. (2003) The exam-specific strategic approach to Coping Scale and interpersonal resources. Anxiety, Stress and Coping, 16, 281-291.
- Carver, C.S. y Scheier, M.F. (1995) Situational coping and coping dispositions in a stressful encounter. Journal of personality and social psychology.
- Dutke, S. y Stöber, J. (2001) Test anxiety, working memory and cognitive performance: supportive effects of sequential demands. Cognition & Emotion, 15 (3), 381-389.
- Escalona, A. y Tobal, J.J. (1996) Ansiedad ante los exámenes: evolución histórica y aportaciones prácticas para su tratamiento. Ansiedad y estrés, 2 (2-3), 195-209.
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- Miralles, F. y Hernández, I. (2012) La ansiedad ante los exámenes. Boletín de la sociedad española para el estudio de la ansiedad y el estrés, 36, 9-16.
- Miralles, F. y Sanz, M.C. (2011) Cómo enfrentarse con éxito a exámenes y oposiciones. Guía práctica para superar la ansiedad, aumentar la motivación y trucos para triunfar en los exámenes y las oposiciones. Madrid: Pirámide.
- Navarro, M. (2000) Acercamiento al estrés en una muestra de estudiantes de medicina. [Versión electrónica] Revista del instituto superior de ciencias médicas de la Habana, 15, 25-32.
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- Schwarzer, R. y Schwarzer, C. (1996) A critical survey of coping instruments. En M. Zeidner y M.S. Endler (eds.) handbook of coping: theory, research, applications. New York: Wiley.
- Zeidner, M. (1995) Adaptative coping with test situations: a review of the literature. Educational Psychologist, 30, 123-133.
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