Cambios visibles e invisibles

La revolución hormonal, los primeros cambios corporales, el ansiado vello en los chicos, el odiado vello en las chicas, la primera menstruación. Los adolescentes pasan por diferentes cambios físicos fácilmente visibles pero, ¿qué hay de los cambios psicológicos no tan visibles?

La adolescencia supone el inicio de un periodo en el que paulatinamente se va dejando atrás la seguridad y los cuidados de la infancia para comenzar el camino a la vida adulta. El adolescente es el resultado del aprendizaje de un cerebro infantil moldeable que, tras alcanzar grandes hitos del desarrollo, aspira a convertirse en un analítico cerebro adulto.

En un corto periodo de tiempo los niños y niñas adquieren características que les hacen parecer mayores y que les exigen comportarse como adultos. A esta presión se unen las presiones impuestas por los propios adolescentes, ocupando un lugar central el deseo de ser admirados por sus compañeros, especialmente por aquellos que comienzan a sentir atracción sexual.

Consecuencia de los cambios físicos y hormonales, los adolescentes sufren gran tensión, así como un estado de ansiedad que, en ocasiones, puede dificultar la capacidad para controlar sus sentimientos y emociones.

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¿Qué hacer como padres? 

En primer lugar hemos de prestar atención a cómo el adolescente vive dichos cambios. Los progenitores pueden ser un apoyo importante en el proceso de cambio de los hasta ahora niños pues, con una actitud tolerante y comprensiva, pueden minimizar la irritación y el malhumor de los hijos. De igual forma, adoptando una serie de claves tanto ambientales (una dieta equilibrada y un descanso adecuado) como psicológicas (“se paciente, seguro y firme en tus decisiones, ser empático”) los hijos van a sentirse comprendidos y los padres podrán llegar a ser un referente importante para ellos.

Dada la importancia que el grupo de iguales adquiere entre los adolescentes, es frecuente y normal que los padres se preocupen por la influencia que los amigos pueden ejercer sobre sus hijos. Sin embargo, ellos sentirán una mayor aceptación y comprensión si en lugar de preocupación, los padres muestran interés por el grupo de amigos de sus hijos.

A los adolescentes les espera un futuro repleto de cambios e importantes decisiones por lo que la principal tarea de los padres será adaptarse a tales cambios y guiarles en la toma de decisiones, anticipándose a las necesidades de sus hijos, estudiando con ellos las diferentes opciones (con sus ventajas e inconvenientes) y ayudándoles a desarrollar sus propias preferencias.


Referencias:

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  • Blos, P. (2011). Los comienzos de la adolescencia. Amorrortu.
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  • Erikson. E. (1950). Infancia y sociedad. Siglo XXI.
  • Hargreves, A. Earl, L. M., Ryan, J. (1998). Una educación para el cambio: reinventar la educación de los adolescentes. Barcelona, Octaedro.
  • Llanes, J. y Castro, M. E. (2002), Cómo proteger a los preadolecentes de una vida con riesgos. Habilidades de prevención para padres maestros. Pax, Mexico
  • Miras, M. (1991). Educación y desarrollo. Infancia y Aprendizaje, 54, 3-17.
    Zanotti, L. J. (1994). Los objetivos de la escuela media. Buenos Aires: Kapelusz.

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