El primer viaje juntos

Según una encuesta llevada a cabo por Lovegeist, “Sabemos que roncar e ir al baño son los momentos más temidos y a la vez bochornosos para los solteros que hacen su primer viaje juntos”. ¿Por qué nos sucede esto y cómo podríamos superarlo con naturalidad?

El primer viaje en pareja puede representar tanto el Santo Grial como la Caja de Pandora de una relación en su nacimiento. No exigir la perfección al viaje, a uno mismo ni a la otra persona es la clave para no crear expectativas demasiado elevadas y poco reales en una situación en la que todo va a empezar. Es una ocasión para explorar el vínculo, las costumbres, las creencias, el autoconcepto y la autoestima. El secreto sin duda reside en la búsqueda de una intimidad abierta y discreta, con compromiso relacional y cercanía, sin buscar solapar la propia vida con la del otro, más bien intentando emparejarla para que ambas procedan en paralelo.

woman-1246844_1280Compartir el plan de viaje, los deseos, los trámites, el día a día, la interacción con los interlocutores ocasionales, la cama y el sueño son un gimnasio para conocerse, profundizando también en la propia personalidad, flexibilidad y tolerancia. En particular el sueño es un fenómeno individual que, a la hora de compartir cama, presenta también implicaciones sociales que varían según el tipo de educación, la edad, el género, la orientación sexual y las costumbres de cada uno. Además implica la posibilidad de hacer el amor, obtener simplemente un abrazo o dejarse descansar, despertarse por una pesadilla, por el roncar del otro o por su ida al baño.

Roncar e ir al baño se encuentran probablemente entre los momentos más temidos ya que ponen en juego aspectos más íntimos de la persona exponiendo no sólo sus virtudes, sino también defectos que pueden o no ser aceptados. En la literatura científica el sentirse aceptado (o implicación emocional) cubre un rol fundamental entre los factores que más influyen en la longevidad de una pareja, junto con el comprenderse (empatía) y el tener la posibilidad de confiar al ser querido los problemas personales.

Roncar e ir al baño son problemas en la medida que se perciban como tales. Desde el punto de vista médico tienen diferentes causas biológicas. Desde el punto de vista personal pueden ser fuente de culpabilidad o no percibirse como problema. Desde el punto de vista relacional pueden coincidir con un sueño más ligero de la pareja o con patrones de sueño que se ven más o menos afectados. También en estos casos el secreto reside en hablarse, teniendo en cuenta la perspectiva de ambos, considerando que si hay un problema que se reitera significa que todavía no se ha entendido, elaborado, solucionado y superado por completo. De hecho a lo largo de la vida se puede evolucionar la manera de relacionarse con las dificultades, la forma de enfrentarse al mundo y de beneficiarse de la experiencia especialmente en las situaciones que generan inseguridad o malestar.

“Algunos momentos que resultan complicados -continúa la encuesta- son también quedarse sin tema de conversación y tener una discusión”. ¿Cómo podemos evitarlo?

engagement-1718244_1920Al inicio de una relación los temas de conversación parecen no agotarse nunca y cualquier silencio, que se prolonga más de lo necesario, puede generar una sensación de ligera incomodidad. Por otro lado conversar siempre puede llevar a un debate o a una discusión especialmente ante un punto de vista crítico. En estos casos no se trata de evitar los silencios o de inhibir opiniones sino de enfocar la cuestión de una manera abierta, comprendiendo su forma, contenido y aclarando las propias intenciones.

Estar juntos no significa estar hablando siempre para rellenar los silencios sino compartir un espacio físico y mental, no es una competición o un concurso de oratoria. Más bien es un proceso de intercambio de mensajes y emociones entre los miembros de la pareja. Puede que en algunos momentos no haya un mensaje verbal que enviar al ser querido y, en estos casos, se podría mantener el espacio compartido simplemente con una sonrisa, una caricia o una mirada rápida. En una conversación se puede escuchar o proponer una narración, dejando espacio a nuestra pareja y recordando que, aunque se está de viaje juntos, también se puede charlar con los demás, conocer a otros viajeros o hacer nuevos amigos.

Conforme la relación se afiance los silencios se irán amortiguando dejando de generar esa presión tan característica de los primeros momentos. Por cuanto atañe a las discusiones estas tenderán a converger en un tema principal característico de la pareja y de cada uno de sus miembros. Con el tiempo será importante volver a clarificar este tema conflictivo una y más veces si hay una dificultad o un malestar que se reitera y que presiona por su elaboración, solución y completa superación.

¿Hay algún momento mejor que otro para decidir hacer el primer viaje juntos?

beach-1850728_1920Tanto cuando la relación está en su inicio como si ya se está conviviendo, siempre es un buen momento para plantearse un viaje juntos si nos apetece tener a nuestra pareja como compañera de viaje. Las relaciones interpersonales implican una comunicación rápida y eficaz así como tomar decisiones a veces más instintivas y otras más racionales. En muchos casos, y siempre dependiendo de la personalidad de cada uno, puede pasar que no se tengan exactamente las mismas preferencias acerca del destino a elegir o de cómo pasar el tiempo libre. En estos casos ser capaz de acordar, y a veces ceder, un destino y unas actividades que puedan gustar a ambos, incluso turnándose si resulta necesario, permitirá disfrutar del viaje y conocer aspectos tanto propios como de nuestra pareja.

¿Cuáles son las claves para que el primer viaje juntos salga bien?

Para que el primer viaje juntos salga bien es necesario:

  1. Moderar las expectativas siendo realistas, no exigiendo la perfección del viaje pero apuntando a disfrutar de él y a conocernos mejor.
  2. Buscar una intimidad abierta y discreta, intentando aprender a proceder en paralelo sin solaparse.
  3. Mostrar las propias virtudes y defectos con naturalidad, aceptándose con flexibilidad y tolerancia.
  4. Aceptar, comprender y confiar en la pareja, implicándose, siendo empáticos y mostrarse disponibles para hablar cuando surjan los imprevistos.
  5. Compartir un espacio físico y mental sin intentar rellenar los silencios a toda costa, escuchando, contando y contándose tanto en relación con nuestra pareja como con el mundo exterior.
  6. Tener presente el presupuesto y los gastos, acordando el destino y las actividades que puedan gustar a ambos.

Entrevista completa de la revista Condé Nast Traveler a Giuseppe Iandolo, Profesor del Departamento de Psicología de la Universidad Europea de Madrid.