La inteligencia: ¿Una habilidad unitaria o un conjunto de competencias?

Artículo de Anna Rodini

A lo largo de la historia de la psicología, diferentes autores han mostrado posiciones distintas sobre qué es la inteligencia (Galton, 1869; Binet, 1911; Spearman 1927, Thurstone, 1938; Wechsler 1955; Cattell, 1987; Horn, 1991; Carroll 1993; Sternberg, 1995).

Las preguntas que desde Francis Galton (1883), la literatura científica ha ido poniéndose han sido las siguientes:

¿Es la inteligencia una habilidad unitaria o un conjunto de distintas habilidades mentales? y ¿Cómo se relacionan entre sí estas habilidades?

Fotografía de Sr. Francis Galton

Según Francis Galton (1909) del University College of London la inteligencia es una sola propiedad que pertenece al sistema nervioso y es diferente en cada individuo. Se trata de una herramienta desarrollada por la evolución a través de la selección de los individuos mejor adaptados al ambiente y que permite su supervivencia (Galton, 1883). De particular interés para Galton era el estudio de cómo la inteligencia se transmite a través de las generaciones.

Primo de Charles Darwin (1859) y firme defensor de la teoría evolucionista, Galton avanzó la hipótesis de que la inteligencia es una capacidad hereditaria. Emprendió un estudio sobre los personajes más relevantes de su tiempo, descubriendo que muchos de ellos estaban relacionados entre sí en cuanto pertenecientes a un número relativamente pequeño de familias. Desde esta observación conjeturó que el talento y la genialidad fuesen genéticamente determinados antes que determinados por el ambiente (Galton, 1869).

Imagen de la doble hélice del ADNDesde la idea inicial de Francis Galton nació la Eugenética (del griego eugéneia, “buena orígen”), disciplina que estudia las raíces genéticas de la inteligencia humana, a través de las cuales predecir los cruces más adecuados para eliminar o reducir genes no deseables (Galton, 1909).

Desde la perspectiva de Galton la inteligencia, así como otras funciones mentales, se puede medir a través de la registración de la velocidad de reacción a un estímulo o de la precisión en captar pequeñas diferencias entre sonidos, luces, pesos, etc. (Fechner, 1860). Como consecuencia, el primer concepto de inteligencia que impulsó se relacionaba con los tiempos de reacción y las bases genéticas de la reactividad general del sistema nervioso humano.


Fotografía de Alfred Binet

Paralelamente, en 1904 en Francia, Alfred Binet de la Université Paris-Sorbonne fue encargado, por la comisión interministerial de análisis de los centros escolares del Ministerio Francés de Instrucción Pública, de desarrollar un sistema diagnóstico para discriminar entre los niños normales y aquellos que padecían un cierto grado de retraso intelectual (Binet, 1911). De este encargo resultó la primera prueba de inteligencia de la psicología moderna (Binet y Simon, 1905, 1908; Binet, 1911). En ella la inteligencia no se considera como una habilidad hereditaria, sino más bien una facultad del conocimiento, dirigida a explorar el mundo exterior y que permite reconstruirlo en su globalidad a partir de los pequeños fragmentos de información que el individuo percibe (Binet, 1911).

El test de inteligencia de Binet y Simon (alumno y asistente de Binet) preveía una serie de pruebas que mejor predecían el rendimiento escolar, introduciendo también el concepto de edad mental (hoy en día sustituido por el concepto de edad equivalente). Es decir que al final de la prueba, se atribuía a cada individuo una edad mental correspondiente a la del grupo de edad cuya puntuación media se acercaba más a la puntuación de la persona.

Fotografía del parque de la Stanford University

En 1916 en la Stanford University, el test de Binet y Simon fue ampliado y desarrollado ulteriormente, añadiendo el concepto de Cociente de Inteligencia Total (CIT). Esta revisión, realizada aplicada por Lewis Terman, recibió el nombre de escala Standford- Binet y, posteriormente será objeto de varias revisiones, hasta su forma actual aún utilizada hoy en día (Terman, 1916; Terman & Merrill, 1973; Thorndike et al. 1986; Roid, 2003).


Fotografía de Charles Spearman

Significativa para la definición del concepto moderno de inteligencia fue la aportación de Charles Spearman (1904, 1927) del University College of London con la “Teoría Bifactorial de la Inteligencia”. Según la perspectiva de Spearman, la inteligencia humana se compone por dos factores: el factor “g” o general y los factores “s” o específicos. El factor “g” se refiere a un factor general de la inteligencia que es el fundamento esencial del comportamiento inteligente y adaptativo en cualquier situación por particular que esta sea. Así que la inteligencia se puede definir como una componente unitaria y general, representada por el factor “g”. Por otro lado, los factores “s”, son una serie de sub-factores específicos que consisten en habilidades y aptitudes presentes sólo en ámbitos específicos de la vida y cuyos resultados confluyen en “g”.

Fotografía de una mano desde que cada dedo presenta a su vez otra mano

Entonces, según Spearman, la inteligencia se puede estimar en su globalidad “g” a partir de la media de las puntuaciones obtenidas en diferentes test de rendimiento que evalúan habilidades específicas “s” (Spearman, 1904). La aportación teórica y estadística de Spearman será sucesivamente utilizada para desarrollar un test de inteligencia no verbal muy conocido: el Test de Matrices Progresivas (Raven, 1936, 1998), una prueba enfocada a la valoración de un factor “s” de la inteligencia basado en razonamiento visoperceptivo.


Fotografía de Jean Piaget

Otra teoría de tipo unitario de la inteligencia es la propuesta por Jean Piaget (1926, 1976) que consideraba la inteligencia como una adaptación biológica humana. Desde la perspectiva de Piaget, el hombre no solo hereda las características específicas de su sistema nervioso y sensorial, sino también una disposición que le permite superar los límites biológicos impuestos por la naturaleza.

Según Piaget existen dos procesos que caracterizan la adaptación humana al ambiente: la asimilación y la acomodación (Piaget, 1936). La asimilación se refiere al comportamiento del niño cuando usa algo en su entorno que ya es parte de su repertorio comportamental y es típica de la primera fase del desarrollo. En la segunda fase del desarrollo humano predomina en cambio la acomodación. Es decir que el niño puede hacer una observación activa del entorno mientras también intenta dominarlo y gestionarse en ello. Sus respuestas cambian al contacto con acontecimientos ambientales también cambiantes. Así que, desde el punto de vista piagetiano, el desarrollo cognitivo y de la inteligencia del niño se realiza a través de cuatro etapas progresivas: sensoriomotora (0-2 años), preoperacional (2-7 años), operacional concreta (7-11 años) y operacional formal (después de los 12 años).


Fotografía de Louis Thurstone

Louis Thurstone, de la University of Chicago, discrepaba de Spearman y Piaget, considerando que la inteligencia no es un factor general y unitario. Según la perspectiva de Thurstone, la inteligencia es un conjunto de aptitudes mentales primarias que no confluyen en una única dimensión de nivel superior global (Thurstone, 1934).

En su investigación con los niños de las escuelas de Chicago, a los que administró más de 56 test psicológicos distintos, descubrió que eran necesarios más factores de habilidad para explicar las diferencias individuales. Así que identificó 7 factores primarios, distintos e independientes entre sí, que consideró ser las componentes de la inteligencia: competencia verbal, fluidez verbal, competencia aritmética, visualización espacial, memoria asociativa, rapidez perceptiva y razonamiento inductivo-deductivo (Thurstone, 1938).


Fotografía de David Wechsler

Para el psicólogo del New York University College David Wechsler (1944), la inteligencia es una entidad global porque hace que la conducta de la persona sea un todo y también algo específico, aunque sea constituida por elementos o aptitudes diferentes. En la literatura científica actual se adopta de forma muy extendida la definición de Wechsler (1944, 1955), según la cual la inteligencia es “una habilidad general y global que permite al individuo acercarse a la comprensión del mundo, adaptarse a él y hacer frente a sus desafíos” (1944, p.3). Además, dicha habilidad depende tanto de la herencia como de la interacción con el ambiente. Se trata de una habilidad que puede medirse a través de pruebas adaptadas a distintas edades y poblaciones.

Portada del manual de la WISC VLos test de inteligencia basados en la teoría de David Wechsler, actualizados hoy en día (WAIS-IV 2008; WISC-V, 2014; WPPSI-IV, 2012), permiten obtener una medida fiable de la capacidad intelectual global (CIT), con una validez que permite predecir aspectos como el rendimiento laboral y el bienestar psicológico general. Por otro lado, proporcionan puntuaciones en índices específicos, que permiten elaborar un perfil detallado del nivel de habilidad en las distintas áreas de competencia. La escala de inteligencia WAIS IV (2008) para adultos (de 16 a 90 años) se compone de cuatro escalas primarias (comprensión verbal, razonamiento perceptivo, memoria de trabajo, velocidad de procesamiento).

La escala de inteligencia WISC V (2014) para niños (de 6:00 a 16:11 años) se compone de cinco escalas primarias (comprensión verbal, visoespacial, razonamiento fluido, memoria de trabajo, velocidad de procesamiento) y cinco escalas secundarias (razonamiento cuantitativo, memoria de trabajo auditiva, no verbal, capacidad general, competencia cognitiva). La escala de inteligencia WIPPSI IV (2012) para niños (de 2:6 a 7:7 años) se compone de tres escalas primarias (comprensión verbal, visoespacial, memoria de trabajo) y tres escalas secundarias (adquisición de vocabulario, no verbal, capacidad general).


Imagen de una silueta hablando y unos engranajes mecánicos

Según Philip E. Vernon (1950) de la University of Cambridge U.K., la inteligencia es una estructura jerárquica que presenta en su vértice una habilidad unitaria general ‘’g’’ que influye en dos o más habilidades fundamentales parcialmente independientes entre sí: habilidades verbales y habilidades mecánico-espaciales.

Según Philip A. Vernon (1988) de la University of Western Ontario, en la medición de la inteligencia juega un papel importante la velocidad de procesamiento. Esta capacidad proporciona una medida de la capacidad de la persona para explorar, ordenar o discriminar información visual de forma rápida y eficaz.

Diferentes  estudios señalan una correlación significativa entre la velocidad de procesamiento y la capacidad cognitiva general (Jenkinson, 1983; Jensen, 1982) y la relación entre estas dos medidas y ciertos estados clínicos como TDAH, trastornos del aprendizaje o daño cerebral traumático (Martin et al. 2000; Mayes & Calhoun, 2006; Prifitera et al., 1998).

Dibujo de un superhéroe corriendo

Según Philip A. Vernon la velocidad de elaboración de la información puede influir las competencias intelectivas facilitando el uso óptimo de la memoria a corto plazo. Las personas más inteligentes podrían presentar altas puntuaciones en los test con tiempos de reacción y mayores competencias de memoria a corto plazo porque podrían utilizar estrategias más eficaces también cuando realizan tareas simples.


Raymond-Cattell-

Según la “Gf-Gc Theory” de Raymond Cattell (1987), la inteligencia es un factor general que se puede dividir en dos sub-factores o subtipos: la inteligencia fluida y la inteligencia cristalizada. La inteligencia fluida consiste en la capacidad de elaboración, solución de problemas y de memoria mientras que la inteligencia cristalizada se basa en el saber cultural, el lenguaje y las habilidades sociales. La inteligencia general se manifiesta a través de múltiples habilidades cognitivas que permiten al individuo razonar, formar conceptos y resolver problemas utilizando información desconocida o procedimientos nuevos (inteligencia fluida), así como razonar con información verbal previamente aprendida (inteligencia cristalizada).

Fotografía de un vaso de agua líquida con hieloMás tarde, John L. Horn, de la University of Southern California, amplió la “Gf-Gc theory” de Raymond Cattel, concluyendo que la inteligencia se compone de nueve competencias independientes (Horn, 1985, 1988, 1991; Masunaga & Horn 2001): Inteligencia Fluida (Gf), Inteligencia Cristalizada (Gc), Adquisición y Recuperación a Corto Plazo (Gsm), Inteligencia Visual (Gv), Inteligencia Auditiva (Ga), Almacenamiento y Recuperación a Largo Plazo (TSR or Glr), Velocidad de Procesamiento Cognitivo (Gs), Velocidad de Decisión Correcta (CDS) y Conocimiento Cuantitativo (Gq).

Fotografía de globos independientesComo en el estudio de Thurstone (1934, 1938), la investigación de Horn indica que las puntuaciones obtenidas en estas nueve habilidades son independientes entre sí. Cada una de estas habilidades o inteligencias tiene su propia distribución estadística y se relaciona con otras variables externas, evolucionando de manera específica a lo largo de la vida. Por ejemplo, los promedios de la inteligencia fluida (Gf), de la capacidad de adquisición y recuperación a corto plazo (Gsm), la velocidad de procesamiento cognitivo (Gs) y la velocidad de decisión correcta (CDS) disminuyen constantemente desde los primeros 20 años en adelante. Por otro lado, los promedios de la inteligencia cristalizada (Gc), de la capacidad de almacenamiento y recuperación a largo plazo (Glr) y el conocimiento cuantitativo (Gq) aumentan a los 60 años, antes de que comience el declive.

El sistema propuesto por Horn proporciona una base para la evaluación de los cambios en la capacidad humana para la vida adulta. Así que el concepto de inteligencia general no proporciona una base sólida para comprender el funcionamiento cognitivo humano porque diferentes capacidades intelectuales tienen diferentes patrones de cambio en la edad adulta (Horn, 1991).


Fotografía de Robert Sternberg

Según Robert Sternberg (1995) la inteligencia es la habilidad de regular y coordinar los procesos mentales de base de manera que pueda aumentar la posibilidad de solucionar problemas de orden superior. Es decir que la inteligencia es el autogobierno de la mente a partir de distintos componentes o factores organizados jerárquicamente.

Desde la perspectiva de Sternberg, existen componentes de la inteligencia de orden inferior, de rendimiento y metacomponentes. Los componentes de orden inferior son procesos mentales implicados en la adquisición de nueva información que se reflejan en la capacidad de aprendizaje del individuo. Los componentes de rendimiento son procesos mentales que se ponen en marcha cuando el sistema cognitivo está ocupado en solucionar un problema o está ejecutando una estrategia comportamental. Los metacomponentes son procesos ejecutivos (es decir de realización de programas complejos) dedicados a la solución de problemas.

Fotografía de globos independientesSegún Howard Gardner (2006) de la Harvard University, la inteligencia general “g” influye de manera transversal en todas las habilidades mentales de la persona. Gardner, subraya la necesidad de comprender la inteligencia en función de diferentes clases de conocimiento que tienen lugar de modo natural en el ambiente cotidiano, centrándose especialmente en los contenidos cognitivos de la inteligencia.

Desde esta perspectiva, no existiría una única inteligencia, sino más bien siete inteligencias múltiples e independientes entre sí (Sternberg y Detterman, 2003): Inteligencia Lingüística, Inteligencia Lógico–Matemática, Inteligencia Corporal y Kinestésica, Inteligencia Visual-Espacial, Inteligencia Musical, Inteligencia Interpersonal, Inteligencia Intrapersonal. Según Daniel Goleman (1995) de la Rutgers University, otro factor específico de la inteligencia general es la inteligencia emocional: la capacidad para reconocer sentimientos (propios y ajenos) y la habilidad para manejarlos.


Fotografía de  John B. Carroll

Más de un siglo de investigación científica sobre la inteligencia apunta a que la inteligencia se compone de diversas aptitudes específicas que parecen agruparse en campos cognitivos de nivel superior. Según John B. Carroll (1993), se debe considerar a la inteligencia como un concepto en la mente de una sociedad.

La sociedad reconoce que todas las personas se enfrentan a problemas y que presentan una diferente capacidad de afrontarlos y resolverlos. Los problemas a los que enfrentarse en cada cultura y sociedad se pueden clasifican en tres principales áreas: a) académicos y técnicos; b) prácticos; c) sociales. Por lo tanto, se pueden describir diferentes tipos de inteligencias: académica, práctica y social (Sternberg y Detterman, 2003).

Por otro lado, según Carroll (1993, 1997), es incuestionable la existencia de un factor general “g” de inteligencia, compuesto por distintas aptitudes específicas que se agrupan en campos cognitivos jerárquicos de nivel superior. Existen entonces tres estratos de la inteligencia: un estrato simple y dos estratos progresivamente más complejos.

El primero estrato de la inteligencia es el más simple, incluye capacidades muy concretas que agrupan las aptitudes mentales primarias y más básicas. El segundo estrato agrupa 7 habilidades más complejas e incluye la inteligencia fluida y cristalizada. El tercero estrato es el más complejo, es el factor “g”, agrupa todas las habilidades anteriores y se relaciona con aquellas actividades metacognitivas más complejas.


Enlaces externos

Intelligence (Elsevier)


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