El caso
Vanesa, de 22 años va a la universidad y se encuentra estancada en sus estudios, en cuanto no logra aprobar los últimos exámenes. Vive con su padres, tiene dos hermanos mayores y muy pocos amigos. Suele ser muy polémica y no sabe “decir que no”, aunque después no cumple con sus obligaciones, quejándose de la obligación que ha contraído. En una ocasión se olvidó de acudir a una cena con una amiga y la amiga la llamó por teléfono. Vanesa se enfureció por no haber acudido al encuentro y la amiga le propuso quedar la semana siguiente. Entonces Vanesa le dijo: “¡Iré si puedo!”, colgando bruscamente el teléfono. Estas situaciones a menudo le traen consecuencias negativas y los demás saben que no pueden contar con ella. En otra ocasión confirmó a sus padres que iría a recogerles al aeropuerto y no fue. Cuando los padres llegaron a casa se enfadaron con ella, Vanesa les respondió queriendo tener razón y diciendo que no podía más con su autoridad. Vanesa tiende a expresar su ira a través de formas pasivas e indirectas de venganza, principalmente saboteando actividades y eventos. En otra ocasión, participó en un trabajo de grupo en la universidad y sus compañeros tuvieron que excluirla porque no había hecho su parte. Según sus padres todo esto es parte del carácter de Vanesa: primero dice que sí a cualquier solicitud y luego no cumple o la obstaculiza. Ellos intentan no pedirle nada, ya que las cosas funcionan mejor si ella no está implicada. Estas características de Vanesa hacen pensar que puede presentar un Trastorno de Personalidad Pasivo-Agresivo (negativista).
Clasificación DSM IV & CIE 10
El Trastorno de Personalidad Pasivo-Agresivo (DSM IV) se caracteriza por un patrón general de oposición y respuestas pasivas ante las demandas que exigen un rendimiento adecuado, que comienza al principio de la edad adulta en diferentes contextos, y se manifiesta con 4 o más síntomas:
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- Resistencia pasiva a rendir en la rutina social y en las tareas laborales.
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- Quejas de incomprensión y de sentirse despreciado por los demás.
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- Hostilidad y facilidad para discutir.
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- Crítica y desprecio irracionales hacia la autoridad.
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- Muestras de envidia y resentimiento hacia los compañeros aparentemente más afortunados que él.
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- Quejas abiertas o exageradas por su mala suerte.
- Alternancia de amenazas hostiles y arrepentimiento.
B. El patrón comportamental no aparece exclusivamente en el transcurso de episodios mayores y no se explica mejor por la presencia de un trastorno distímico.
Según la Clasificación Internacional de los Trastornos Mentales y del Comportamiento (CIE-10), para diagnosticar un Trastorno Específico de la Personalidad (F60) se necesita detectar un trastorno grave del carácter y del comportamiento del individuo, al que se acompañan alteraciones personales y sociales considerables. Según el CIE-10 los trastornos de la personalidad tienden a presentarse en la infancia y adolescencia y a persistir durante la edad adulta. Para diagnosticar un Trastorno Específico de la Personalidad (F60) se requiere la presencia de una alteración de la personalidad no directamente atribuible a una lesión o enfermedad cerebral importante o a otros trastornos psiquiátricos, que reúna las siguientes pautas:
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- Actitudes y comportamientos que carecen de armonía, que afectan por lo general a varios aspectos de la personalidad; por ejemplo a la afectividad, a la excitabilidad, al control de los impulsos, a las formas de percibir y de pensar y al estilo de relacionarse con los demás. La forma de comportamiento anormal es duradera, de larga evolución y no se limita a episodios concretos de enfermedad mental.
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- La forma de comportamiento anormal es generalizada y claramente desadaptativa para un conjunto amplio de situaciones individuales y sociales.
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- Las manifestaciones anteriores aparecen siempre durante la infancia o la adolescencia y persisten en la madurez.
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- El trastorno conlleva un considerable malestar personal aunque éste puede también aparecer sólo en etapas avanzadas de su evolución.
- El trastorno se acompaña, por lo general aunque no siempre, de un deterioro significativo del rendimiento profesional y social.
F60.8 Otros trastornos específicos de la personalidad. Se incluyen aquí los trastornos de la personalidad que no satisfacen ninguna de las pautas de los tipos específicos (F60.0-F60.7). Se incluyen: Personalidad narcisista. Personalidad excéntrica. Personalidad inestable. Personalidad inmadura. Personalidad pasivo-agresiva. Personalidad psiconeurótica. Trastorno narcisista de la personalidad. Trastorno excéntrico de la personalidad. Trastorno inestable de la personalidad. Trastorno inmaduro de la personalidad. Trastorno pasivo-agresivo de la personalidad. Trastorno psiconeurótico de la personalidad.
Más información
El Trastorno de Personalidad Pasivo-Agresivo se caracteriza por una agresividad subyacente que se expresa de manera pasiva, a través de comportamientos de falta de cooperación en las relaciones, hasta llegar al obstruccionismo, obstinación, ineficiencia o a la posposición de los compromisos. El individuo tiende a mostrarse dependiente de los demás, pero a través de una modalidad constantemente polémica o con quejas y, a menudo, boicoteando las relaciones mismas.
Anexo Eje II – DSM IV TR [dos ulteriores categorías diagnósticas de trastorno de la personalidad eliminadas en el DSM V]
- Trastorno de Personalidad Pasivo-Agresivo.
- Trastorno de Personalidad Depresivo.