Los trastornos de conducta en la infancia y adolescencia son uno de los motivos más comunes por los que los padres acuden con sus hijos al psicólogo. Según algunos estudios en nuestro país, los trastornos de conducta han sido considerados los problemas más prevalentes a lo largo de estas etapas del desarrollo, seguidos de trastornos de ansiedad, TDAH y trastornos de la eliminación (Meléndez et al., 2009; Valero et al., 2003). La prevalencia de los trastornos de conducta se estima alrededor de un 7% entre los 5 y los 10 años (NICE, 2006).
Comportamiento disruptivo
Las conductas desafiantes o de oposición se pueden encontrar como parte del desarrollo evolutivo “normal” de los niños a determinadas edades y pueden cumplir una función específica en las distintas etapas del desarrollo (Díaz et al., 2005). Por ejemplo, en la etapa adolescente se suelen dar de forma frecuente conductas de desafío y oposición a las normas consideradas parte del proceso de individuación o, en el caso de la agresividad, se ha observado un pico de intensidad evolutiva alrededor de los 4 años, tanto a nivel reactivo como proactivo (Del Barrio et al., 2012).
A pesar de que en algunos casos se trata de conductas que pueden aparecer dentro del proceso de desarrollo normal en determinadas edades, estos comportamientos pueden verse intensificados o mantenidos por el efecto de variables familiares, educativas o del contexto.

Las conductas consideradas disruptivas han sido definidas como comportamientos que limitan o alteran el desarrollo evolutivo adecuado, dificultando su actuación en áreas como el aprendizaje o el desarrollo de relaciones sociales adecuadas. Algunas investigaciones afirman que los padres de niños con problemas de conducta en algunos casos pueden proporcionar refuerzos positivos a las conductas disruptivas de forma involuntaria (DiGiuseppe, 1988; Patterson, 2002). De esta manera, el ámbito familiar se considera un factor clave para la aparición y mantenimiento de este tipo de conductas problemáticas (Edwards et al., 2007; Reid et al., 2002).
Por otro lado, la frecuencia y persistencia de conductas de tipo desadaptativo en la infancia y adolescencia se considera un posible factor de vulnerabilidad o predisposición para la aparición de otros trastornos psicopatológicos en la etapa adulta (Trianes, 1996).
La actuación de los padres es determinante a la hora de detectar y poner en marcha acciones preventivas en los casos en que la conducta de los hijos pueda resultar una interferencia en su adaptación y desarrollo. En estos casos, solicitar ayuda profesional puede resultar un apoyo. Para los padres, puede resultar en una mayor comprensión de las actuaciones de los hijos que les ayude a encontrar estrategias más adecuadas en la interacción y actuación ante este tipo de conductas. Para los niños puede ser una experiencia educativa, en la que aprendan a comprender y expresar sus emociones de una forma más adaptativa, y adquieran estrategias para controlar y modificar sus comportamientos.
Clasificación DSM-V
Dentro de la Clasificación Diagnóstica de los Trastornos Mentales DSM-V (APA, 2013), este tipo de trastornos se encontrarían bajo el epígrafe de los “Trastornos destructivos del control de los impulsos y de la conducta”, y se establecen las siguientes categorías:
- Trastorno negativista desafiante
- Trastorno explosivo intermitente
- Trastorno de la conducta
- Trastorno de la personalidad antisocial
- Piromanía
- Cleptomanía
- Otro trastorno destructivo, del control de los impulsos y de la conducta especificado
- Trastorno destructivo, del control de los impulsos y de la conducta no especificado
Dentro de esta categoría se encuentran trastornos muy diversos, encontrándose tanto trastornos relacionados con la oposición, rechazo e incumplimiento de reglas (TND, trastorno de la conducta, trastorno de la personalidad antisocial), como con el control emocional y la agresividad (trastorno explosivo intermitente) y la impulsividad (piromanía y cleptomanía). El denominador común de todos ellos es la aparición de una conducta desadaptada, que puede implicar escaso control emocional, agresividad o baja adaptación al entorno, resultando un comportamiento de riesgo tanto para el propio individuo como para aquellos que le rodean.
Referencias
- Del Barrio, V., González-Peña, P. y Carrasco, M.A. (2012) La agresión en niños de 2 a 6 años. Sus distintas formas y su relación con variables temperamentales. UNED. Comunicación presentada en el II Symposium Nacional de Psicología Clínica y de la Salud con niños y adolescentes. Noviembre 2012, Elche. Univ. Miguel Hernández.
- Díaz, M.I. y Díaz-Sibaja, M.A. (2005) Problemas cotidianos del comportamiento infantil. En M.I. Comeche y M.A. Vallejo-Pareja, Manual de terapia de conducta en la infancia (pp.419-463). Madrid: Dykinson.
- DiGiuseppe, R. (1988) A cognitive-behavioral approach to the treatment of conduct disorder children and adolescents. En N. Epstein, S. Schlesinger y W. Dryden (Eds.) Cognitive behavioral therapy with families (pp-183-294). NY: Brunner/Mazel.
- Edwards, R.T., Ceilleachair, A., Bywater, T., Hughes, D.A. y Hutchings, J. (2007) Parenting programme for parents of children at risk of developing conduct disorder: cost effectiveness analysis. British Medical Journal, 334, 682-682.
- Franco, N., Pérez, M.A. y De Dios, M.J. (2014) Relación entre los estilos de crianza parental y el desarrollo de ansiedad y conductas disruptivas en niños de 3 a 6 años. Revista de Psicología Clínica con Niños y Adolescentes, 1 (2), 149-156.
- Meléndez-Moral, J. y Navarro-Pardo, E. (2009) Desarrollo infantil y adolescente de los trastornos psicológicos más frecuentes. Interpsiquis. X Congreso virtual de Psiquiatría. Psiquiatría.com.
- National Institute for Health and Clinical Excelence, NICE (2006) Parent training education programmes in the management of children with conduct disorders. London: Author.
- Patterson, G.R. (2002) The early development of coercive family processes. En J.B. Reid, G.R. Patterson y J. Snyder (Eds.), Antisocial behavior in children and adolescents: A developmental analysis and model for intervention (pp-25-44). Washington, DC: American Psychological Association.
- Reid, J.B., Patterson, G.R. y Snyder, J. (2002) Antisocial behavior in children and adolescents. Washington, DC: American Psychological Association.
- Trianes, M.V. (1996) Educación y competencia social. Un programa en el aula. Málaga: Aljibe.
- Valero, L. y Ruiz, M.A. (2003) Evaluación de un servicio de salud mental: análisis de la demanda y datos epidemiológicos. Psiquis, 24, 11-18.