Apego y relaciones adultas

¿Qué es el apego?

El apego es una necesidad biológica innata (Bowlby, 1969, 1980), un vínculo emocional profundo que se establece entre el niño y sus cuidadores desde el nacimiento, permitiéndole desarrollar su manera de ser y de vivir las relaciones cercanas.

La relación de apego se desarrolla progresivamente a partir de la primera infancia e influye en nuestra manera de relacionarnos con los demás también en la etapa adulta (Bowlby, 1988; Hazan y Shaver, 1987).

Es decir que si un niño ha aprendido que el mundo es un lugar para explorar, que le puede proporcionar calor y cuidados, será más probable que se convierta en un adulto seguro y capaz de confiar en los demás.

Por lo contrario, si un niño ha aprendido que el mundo que le rodea es un lugar peligroso o inconstante afectivamente, que no le puede entender o consolar, será más probable que se convierta en un adulto inseguro y desconfiado en las relaciones interpersonales.

Este patrón de relación o “estilo de apego”, basado en las experiencias infantiles, se convierte en característico de cada persona en sus relaciones cercanas, influye en su vinculación amorosa como adulto, en cómo se enfrenta a las dificultades y en cómo maneja los conflictos interpersonales (Crowell et al., 1999; Lopez & Brennan, 2000).


¿Qué es la ansiedad y evitación de apego?

El estilo de apego es automático para la persona, se manifiesta a través de creencias, expectativas, comportamientos y varía a lo largo de dos dimensiones: ansiedad de apego y evitación de apego (Bartholomew y Horowitz, 1991; Griffin et al., 1994; Brennan, Clark & Shaver, 1998; Bretherton & Munholland, 1999; Mikulincer & Shaver, 2007).

Modelo del Apego adulto de Bartholomew y Horowitz, 1991.

La ansiedad de apego se refiere a una menor o mayor tendencia hacia “el miedo y la vigilancia relacionada con el rechazo y el abandono”. La evitación de apego refleja una menor o mayor tendencia hacia el “malestar relacionado con la cercanía y la dependencia, que conlleva cierto rechazo a alcanzar intimidad con otras personas” (Fraley et al., 2000).

Según distintos autores, cuando una persona presenta baja ansiedad al rechazo y baja evitación de las relaciones manifiesta un estilo de apego seguro (Bartholomew et al., 1991; Brennan et al., 1998). Es decir que cuenta con un conjunto de experiencias de relación positivas (Modelos Operantes Internos – IWM), que le proporcionan un guión de comportamiento relacional que le lleva a explorar de manera positiva las interacciones sociales (Bretherton & Munholland, 1999).

Nube negra que amenaza tormenta.

Por otro lado, los modelos operantes internos (IWM) no resueltos (o negativos) se presentan cuando la persona se ve momentáneamente sobrepasada por emociones intensas o recuerdos de experiencias negativas pasadas (Hesse, 2000; Main y Hesse, 1990).

De esta manera, los modelos operantes internos no invaden de forma constante el pensamiento y el comportamiento del individuo, sino que se activan en momentos de malestar intenso o cuando la seguridad de la relación se ve amenazada (Bowlby, 1980).


Apego Seguro

Madre que abraza a su hijo pequeño

Las personas con un estilo de apego seguro tienen mayor probabilidad de alcanzar un nivel elevado de intimidad en las relaciones adultas (Bartholomew y Horowitz, 1991), mayor motivación y expectativas positivas en las relaciones de pareja (Feeney, 1998), mayor calidad relacional y estrategias de adaptación (Collins y Read, 1990; Scharfe y Bartholomew, 1995), relaciones más duraderas (Feeney y Noller, 1990; Hazan y Shaver, 1987) y estables (Kirkpatrick y Davis, 1994).

Además, tienden a ser menos beligerantes y, en los conflictos con la pareja, no la desprecian, porque cuentan con una buena autoestima y capacidad de regular sus propias emociones negativas con las figuras de apego (Creasey y Hesson-McInnis, 2001; Kobak y Sceery, 1988).


Apego Inseguro-Ansioso

Adulto sentado en posición de desesperación.

Las personas con un estilo de apego inseguro manifiestan pocas habilidades sociales y dificultades en la regulación de sus propias emociones negativas con las figuras de apego (Cassidy, 1994; Fuendeling, 1998; Kobak & Sceery, 1988), además de un manejo disfuncional de los conflictos interpersonales (Crowell, Fraley y Shaver, 1999; Lopez y Brennan, 2000).

En las relaciones de pareja, aunque manifiesten juicios negativos, problemáticos o poco realistas sobre su pareja (Holzworth-Munroe et al., 1999), están muy motivados en seguir con ella, para validarse a sí mismos, convirtiéndose en hipervigilante y preocupado hacia su disponibilidad afectiva (Kobak y Duemmler, 1994; Main, Kaplan y Cassidy, 1985).

Este estado mental tiene mayor probabilidad de desencadenar sentimientos y pensamientos conflictivos, que conducen a un nivel más elevado de hostilidad cuando la relación se encuentra en conflicto (Simpson, Rholes y Phillips, 1996).


Apego Inseguro-Evitativo

Ovni que proyecta una luz hacia el suelo donde está un niño con su triciclo.

Las personas con un estilo de apego evitativo tienden a presentar miedo a la intimidad, altibajos emocionales, desconfianza y celos en las relaciones interpersonales (Hazan y Shaver, 1987), que así se perciben como poco satisfactorias e íntimas (Levy y Davis, 1988).

Según Bartholomew (1990), en los adultos con un estilo de apego inseguro-evitativo, existen dos formas de evitación de la intimidad en función de la percepción de uno mismo y de los demás: el estilo evitativo puro (“dismissing”) y el estilo evitativo-temeroso.

En el estilo evitativo puro existe una percepción positiva de uno mismo y negativa de los demás, minimizando la relevancia y el malestar derivado de las necesidades sociales. Así que la persona tiende a ser desconfiada, poco empática y escéptica sobre la importancia de las relaciones interpersonales, hasta llegar a una negación defensiva de la necesidad de un contacto social más cercano.

En el estilo evitativo-temeroso existe una percepción negativa tanto de uno mismo como de los demás, maximizando la relevancia y el malestar derivado de las necesidades sociales. Así que la persona tiende a tener miedo de ser rechazada por los demás y a no alcanzar nunca la intimidad deseada. Como consecuencia, aunque tenga el deseo consciente de contacto social, evita las relaciones por verse a sí mismo como poco merecedor del apoyo y del cariño de los demás.


Apego Inseguro-Desorganizado

Sombras de 4 mujeres tras un espejo en la discoteca.

Por cuanto atañe al apego desorganizado, se pueden detectar comportamientos más controladores como mecanismo de afrontamiento para prevenir o regular los afectos negativos como el miedo en las relaciones de apego (Creasey, 2002). El malestar y fracaso en las relaciones puede llegar a activar fuertes sentimientos de ira, miedo y confusión, llegando a provocar una ruptura en la organización cognitivo-comportamental de la persona (Lyons-Ruth y Jacobvitz, 1999).

Referencias

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