La depresión en la infancia y en la adolescencia

La prevalencia de la depresión en la infancia y adolescencia en España se estima alrededor del 2% en niños y del 4-8% en adolescentes, aumentando progresivamente con la edad (Rodriguez et al., 2007; Larraguibel, 2003). Según algunas investigaciones, el comienzo de los trastornos depresivos mayores suele observarse entre los 11 y 12 años, aunque el inicio de la sintomatología menos severa puede observarse ya desde edades más tempranas (Del Barrio, 2000, Kovacs et al., 1984). En cuanto a las diferencias de sexo, varios estudios defienden una mayor prevalencia en los niños en edades comprendidas entre los 6 y 12 años (López Soler et al., 1998). A partir de esta edad, y con el inicio de la adolescencia, la incidencia es mayor en las chicas (Angold et al., 2002; Del Barrio et al., 1997).

Los niños y adolescentes carecen de las vías adultas para expresar su malestar, aunque poseen otras propias, que el adulto no siempre consigue interpretar en la dirección adecuada.

¿Cuáles son los síntomas de la depresión en la infancia?

La depresión en la infancia y adolescencia se manifiesta como un cuadro de tristeza de mayor intensidad y duración, generalmente combinado con síntomas que modifican el comportamiento y el estado afectivo. Estas modificaciones suponen dificultades de ajuste psicosocial, en el ámbito familiar, escolar y en las relaciones con los compañeros, que pueden llegar a alterar el desarrollo normal del niño o del adolescente (Levendosky et al., 1995).

depresión en la infancia

A pesar de que esta sintomatología presenta similitudes con la depresión adulta, puede ser muy variable en función de la etapa de desarrollo en que aparezca (Kazdin, 1987). Los niños suelen mostrar más síntomas de tipo ansioso y somático, irritabilidad, frustración y problemas conductuales. Los adolescentes tienden a presentar con mayor frecuencia alteraciones del apetito, del sueño, deterioro del funcionamiento previo (ej. bajo rendimiento), problemas conductuales e incluso ideación suicida.

La comorbilidad más frecuente de los trastornos afectivos es entre episodio depresivo y distimia (depresión doble), trastornos de ansiedad, conductas disruptivas y abuso de sustancias en la adolescencia. En la etapa infantil la comorbilidad más frecuente es con el trastorno por ansiedad de separación (Rodriguez et al., 2007; Larraguibel, 2003).


Referencias

  • Angold, A., Erkanli, A., Silberg, J., Eaves, L. y Costello, E.J. (2002). Depression scale scores in 8-17-year-olds: Effects of age and gender. Journal of Child Psychology and Psychiatry, 43, 1052-1063.
  • Del Barrio, V., Frías, D., Mestre, V. (1994). Autoestima y depresión en niños. Revista de Psicologia General y Aplicada, 47 (4), 471-476.
  • Kazdin, A.E. (1987). Assessment of childhood: Current issues and strategies. Behavioral Assessment, 9, 291-319.
  • Kovaks, M., Freinberg, T., Crouse-Novak, M., Paulauskas, S. y Filkenstein, R. (1984). Depressive disorders in childhood I. A longitudinal perspective study of characteristics and recovery. Archives of General Psychiatry, 41, 229-237.
  • Larraguibel, M. (2003). Depresión y distimia en niños y adolescentes. Boletín especial de la Sociedad de Psiquiatría y Neurología de la Infancia y Adolescencia, 14, 21-24.
  • Lopez Soler, C. y López-Pina, J.A. (1998). La depresión en la infancia desde la perspectiva de las taxonomías empíricas. Revista de psicopatología y psicología clínica, 3, 95-102.
  • Rodríguez, A., Granada, O. (2007) Trastornos depresivos en la infancia y adolescencia. Revista Clínica de Medicina de Familia, 1 (6), 270-276.

© Psise: Servicio de Psicología Clínica del Desarrollo. Unidad de Observación y Diagnóstico Funcional.