Trastornos de la atención

Los trastornos de la atención se encuentran entre los síntomas de diferentes trastornos psicopatológicos, tanto orgánicos como funcionales; pero pueden encontrarse también condiciones de estrés, intensa emotividad o cansancio.

La atención es una función cognitiva que permite enfocar de manera activa o pasiva, voluntaria o involuntaria el interés y la consciencia de un individuo hacia un estímulo o acontecimiento (interno o externo). Es una función neurocognitiva que precede a la percepción y a la acción del individuo, operando una selección entre todos los estímulos perceptivos presentes en un momento concreto. Es decir que opera “filtrando” las señales sensoriales durante la vigilia (provenientes del exterior e interior del organismo) y dirigiendo el interés de la persona (de manera selectiva o a través de un ulterior esfuerzo de concentración) hacia una fuente particular de estimulación.

La atención está estrictamente relacionada con tres funciones de base de la mente: la conciencia, la vigilia y las emociones.

La conciencia es una actividad psíquica de base. Es el resultado de la integración de todas las funciones cognitivas y permite al individuo estar en relación tanto con el mundo externo como con su propio mundo interior. Permite dar orden y significado a las experiencias, además es responsable del concepto de uno mismo. Para su funcionamiento la consciencia necesita del estado de vigilia, de lucidez (capacidad de selección, comprensión, reconocimiento y asociación de estímulos, claridad del pensamiento y del lenguaje) y de orientación espacio-temporal (conocimiento de la persona de su entorno espacial y temporal tanto pasado como presente y futuro).

La vigilia es la capacidad de mantenerse intencionadamente despierto y con una suficiente atención difusa a los acontecimientos externos e internos.

trastornos de la atención

La emoción es un impulso a actuar, una condición psicológica y biológica de respuesta a ciertos estímulos. Siegel (1999, p.123) describe la respuesta emocional de esta manera: “el cerebro y otros sistemas del organismo, en respuesta a ciertos estímulos, entran en un estado de vigilancia que determina una respuesta de orientación inicial. Esta reacción activa mecanismos cognitivos que no requieren una evaluación consciente de agrado o desagrado por parte del individuo; en algunos microsegundos, el cerebro procesa la información recibida desde el interior y el exterior, a través de la activación de determinados circuitos neuronales y la inhibición de otros. Estos procesos permiten evaluar si un estímulo es positivo o negativo, activando así una respuesta de aproximación o escape. Los circuitos activados a partir de esta primera evaluación bueno/malo llevan el individuo a una ulterior elaboración de los flujos de energía, así que la respuesta inicial de orientación de la atención se convierte en acción.

Desde esta perspectiva (Siegel, 1999), la atención sería una función de base profundamente relacionada con las emociones en cuanto: permite orientar al organismo detectando estímulos peligrosos o agradables en el ambiente, generando una respuesta de acercamiento o escape. Sólo después de haber enfocado un estímulo (orientando la atención o atención selectiva) y de una primera respuesta emocional se activaría la elaboración superior cortical (cognitiva). Esto es también el punto de vista de Dodge (1991; Dodge & Garber, 1991) según el cual todos los procesos de elaboración de la información y de regulación conductual se basan en la emoción, en el sentido de que la emoción es la energía que dirige, organiza, amplifica y modula la actividad cognitiva. En la misma dirección Greenspan (1997) define la cognición como la capacidad de crear conexiones o “puentes” entre un sentimiento y su representación mental, a través de un mecanismo de “doble codificación” de la realidad externa, en la que cada información sensorial activa una emoción correspondiente.

Nueve tipos de atención

Desde un punto de vista funcional  la atención se puede subdividir en, al menos, nueve tipos (Estévez, García y Junquéla 1997):

  1. La atención difusa o involuntaria: se solapa con la vigilia, consiste en la capacidad de mantener activo el sistema cognitivo para percibir nuevos estímulos sin centrarse en ninguno en concreto. La función de la vigilia está controlada por estructuras cerebrales como el neocórtex, el hipotálamo, la formación reticular troncoencefálica, y se ve afectada por el estado emocional de la persona. El estado de activación del Sistema Nervioso Central (arousal) puede variar desde el estado comatoso, pasando por un nivel suficiente de atención difusa, hasta llegar a un alto nivel de alerta general.
  2. Por amplitud atencional (‘span’ atencional) se entiende el número de estímulos que se pueden atender secuencialmente a corto plazo, en las diferentes modalidades perceptivas (visoespacial, auditivo-verbal, acústica, olfativa, táctil). La amplitud atencional coincide con la amplitud de memoria a corto plazo.
  3. Atención selectiva o focal: cualquier tipo de atención no automática implica atención selectiva o focalizada así como cualquier tarea de exploración y búsqueda visoespacial. Es la capacidad para atender a específicos estímulos relevantes para el individuo sin confundirse ante otros estímulos menos relevantes (Russell, 1975; Johnston y Dark, 1986; van Zomeren, Brower, 1992). Es la más afectada en caso de daño al lóbulo frontal cerebral.
  4. La atención de desplazamiento entre hemicampos visuales: es la capacidad de enfocar y desenfocar rápidamente estímulos visiuales, adaptándose al cambio de localización de algo que se sigue con atención (shift atencional o “Posner’s spatial cuing paradigm”).
  5. La atención serial: es la capacidad de buscar y borrar un estímulo repetido sin confundirse ante el resto de estímulos que actúan como distractores.
  6. La atención dividida: es la capacidad para responder, al menos, a dos tareas al mismo tiempo (Kahneman, 1973; Navon y Gopher, 1979; Navon, 1985). También se le llama atención dividida a la capacidad del individuo de, frente a una carga de estímulos, repartir sus recursos atencionales para así poder desempeñar una tarea compleja.
  7.  La atención de preparación: es el proceso de preparación de esquemas internos o respuestas para desempeñar una operación cognitiva.
  8.  La atención sostenida (o concentración): consiste en la habilidad de mantener la atención y permanecer en estado de vigilancia durante un periodo determinado de tiempo a pesar de la frustración y el aburrimiento (Parasuraman, 1984).
  9.  La inhibición (interferencia o flexibilidad cognitiva): es la capacidad de suprimir una respuesta dominante para dejar espacio a una respuesta sub-dominante. Es decir que mide la capacidad de controlarse, parando una respuesta más inmediata para dejar espacio a otra más secundaria.

Por distracción (o desatención) se entiende la reducción de la capacidad de atención sobre objetivos específicos (de concentración), a causa de la interferencia de estímulos menores y secundarios

Por abstracción se entiende como la escasa reactividad a los estímulos externos en general para enfocarse sobre contenidos del mundo interno del individuo.

Trastornos de la atención

Alteraciones en el grado o en la intensidad de la atención.

Hipoprosexia (disminución de la capacidad de atención). Se trata de una disminución del nivel de atención del individuo. Se puede detectar en condiciones normales (sueño, cansancio, aburrimiento) y en condiciones patológicas (de naturaleza orgánica o funcional, neurótica o psicótica). Se detecta en los estados de reducción de la consciencia por:

  • causas externas: (síndrome dismetabólico, intoxicación, abstinencia, anafectividad o falta de conciencia de los propios estados afectivos, post-traumático, alcohol, drogas, fármacos);
  • causa orgánica por daños del Sistema Nervioso Central (Demencia, Lesión cerebral, Síndrome frontal, Edema cerebral);
  • causa funcional (depresión, neurosis de ansiedad, histeria, esquizofrenia, manía).
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En los daños frontales la hipoprosexia se acompaña a trastornos de la personalidad, apatía, escasa iniciativa motora. Se puede detectar también en el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad y se acompaña a distracción, impulsividad e hiperactividad con consecuencias escolares y de adaptación en diferentes contextos.

Hiperprosexia (hiperactividad de la atención). Se trata de una hipervigilancia o mayor atención del individuo. Se puede detectar en condiciones normales (por ejemplo en situaciones de peligro real) y en condiciones psicopatológicas:

  • en la intoxicación por alucinógenos (alucinógenos serotoninérgicos: LSD, mescalina, psilocibina);
  • durante las crisis de angustia y las fobias (generalmente la atención aumenta hacia el objeto de la fobia);
  • en los estados de excitación maniaca e hipomaníaca (en el trastorno maniaco la atención aumenta y pasa rápidamente de un estímulo a otro, de manera inconstante, con disminución de la capacidad de concentración);
  • en la hipocondría, en presencia de ideas prevalentes u obsesivas (aumento de la atención hacia el mundo interno y el síntoma);
  • en las crisis paranoides y de la esquizofrenia paranoide (aumento de la atención en cuanto el individuo se siente amenazado).

Alteraciones en el estilo global de la atención.

Las alteraciones en el estilo global de la atención se refieren al estilo cognitivo del individuo, por ejemplo:

  • en los estilos histéricos tienden a un tipo de atención difusa, superficial e impresionista;
  • en los estilos obsesivos tienden más a una atención circunscrita, parcial, enfocada al detalle y al control;
  • en los estilos cognitivos esquizofrénicos tienden a predisponerse de manera inadecuada a las informaciones de la realidad;
  • en los estilos paranoicos tienden a un estilo rígido, tenso y suspicaz

Referencias

  • American Psychiatric Association (2000). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, 4th Edition, Text Revision (DSM-IV-TR). American Psychiatric Publishing.
  • Colombo, G. (2005). Psicopatologia clinica. Cleup, Padova, Italia.
  • Gabbard, G.O. (2009). Principles of psychodynamic psychiatry. American Psychiatric Publishing.
  • Gabbard, G.O., & Atkinson, S.D. (2009). Tratamiento de los trastornos psiquiátricos. Grupo Ars Xxi De Comunicacion.
  • World Health Organization (1992-1994). International statistical classification of diseases and related health problems tenth revision ICD-10. World Health Organization.

© Psise: Servicio de Psicología Clínica del Desarrollo. Unidad de Observación y Diagnóstico Funcional.