Atención

Tradicionalmente, la atención ha sido considerada de dos maneras distintas, aunque relacionadas. Por una parte, se ha considerado un aspecto de la percepción, cuya función es actuar como filtro de los estímulos ambientales, decidiendo cuáles son los más relevantes, dándoles prioridad por medio de la concentración. Por otro lado, se ha concebido como el mecanismo que controla y regula los procesos cognitivos.

William James (1890) definía la atención como “el proceso por el que la mente toma posesión, de forma vivida y clara, de uno de los diversos objetos o trenes de pensamiento que aparecen simultáneamente. Focalización y concentración de la conciencia son su esencia. Implica la retirada del pensamiento de varias cosas para tratar efectivamente otras” .

Aleksandr Luria (1962) destacaba como características esenciales de la atención la selectividad y la permanencia; así, consideraba la atención como el factor responsable de extraer los elementos esenciales para la actividad mental, el proceso que mantiene una vigilancia sobre el curso de la actividad mental.

Funciones de la atención

La atención es una función cognitiva que permite enfocar de manera activa o pasiva, voluntaria o involuntaria, el interés y la consciencia de la persona hacia un estímulo o acontecimiento (interno o externo). La atención precede a la percepción y a la acción, realizando una selección entre todos los estímulos perceptivos presentes en un momento concreto. Es decir que opera “filtrando” las señales sensoriales durante la vigilia (provenientes del exterior e interior del organismo) y dirigiendo el interés de la persona (de manera selectiva o a través de un ulterior esfuerzo de concentración) hacia una fuente particular de estimulación. La atención está estrictamente relacionada con tres funciones de base de la mente: la consciencia, la vigilia y las emociones.

Así, entre las funciones de la atención se encuentran las siguientes:

  • Control sobre la capacidad cognitiva.
  • Activación del organismo ante situaciones novedosas y planificadas, o insuficientemente aprendidas.
  • Prevención de la excesiva carga de información.
  • Estructuración de la actividad humana. Facilita la motivación consciente hacia el desarrollo de habilidades y determina la dirección de la atención (la motivación)
  • Asegurar un procesamiento perceptivo adecuado de los estímulos sensoriales más relevantes.
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El proceso atencional

El proceso atencional puede conceptualizarse como un proceso dividido en tres pasos o fases:

  • Inicio o captación (cuando se producen cambios en la estimulación inicial y/o iniciamos una tarea): orientación de receptores sensoriales a la fuente de estimulación y puesta en marcha de estrategias de atención según demandas de la tarea/estímulo/situación.
  • Mantenimiento  Ocurre transcurridos unos 4-5 segundos desde la captación. La duración es variable, en función de las características del estímulo o la tarea en particular.
  • Cese: desaparición de la atención prestada a un objeto o finalización de la tarea o concentración en la misma

Tipos de atención

Desde un punto de vista funcional la atención se puede subdividir en, al menos, nueve tipos (Estévez, García y Junqué 1997):

  1. La atención difusa o involuntaria: se solapa con la vigilia, consiste en la capacidad de mantener activo el sistema cognitivo para percibir nuevos estímulos sin centrarse en ninguno en concreto. La función de la vigilia está controlada por estructuras cerebrales como el neocórtex, el hipotálamo, la formación reticular troncoencefálica, y se ve afectada por el estado emocional de la persona. El estado de activación del Sistema Nervioso Central (arousal) puede variar desde el estado comatoso, pasando por un nivel suficiente de atención difusa, hasta llegar a un alto nivel de alerta general.
  2. Por amplitud atencional (‘span’ atencional) se entiende el número de estímulos que se pueden atender secuencialmente a corto plazo, en las diferentes modalidades perceptivas (visoespacial, auditivo-verbal, acústica, olfativa, táctil). La amplitud atencional coincide con la amplitud de memoria a corto plazo.
  3. Atención selectiva o focal: cualquier tipo de atención no automática implica atención selectiva o focalizada así como cualquier tarea de exploración y búsqueda visoespacial. Es la capacidad para atender a específicos estímulos relevantes para el individuo sin confundirse ante otros estímulos menos relevantes (Johnston y Dark, 1986; Van Zomeren, Brouwer, 1992). Es la más afectada en caso de daño al lóbulo frontal cerebral
  4. La atención de desplazamiento entre hemicampos visuales: es la capacidad de enfocar y desenfocar rápidamente estímulos visiuales, adaptándose al cambio de localización de algo que se sigue con atención (shift atencional o “Posner’s spatial cuing paradigm”)
  5. La atención serial: es la capacidad de buscar y borrar un estímulo repetido sin confundirse ante el resto de estímulos que actúan como distractores
  6. La atención dividida: es la capacidad para responder, al menos, a dos tareas al mismo tiempo (Kahneman, 1973; Navon y Gopher, 1979; Navon, 1985). También se le llama atención dividida a la capacidad del individuo de, frente a una carga de estímulos, repartir sus recursos atencionales para así poder desempeñar una tarea compleja
  7. Atención de preparación: es el proceso de preparación de esquemas internos o respuestas para desempeñar una operación cognitiva.
  8. Atención sostenida (o concentración): consiste en la habilidad de mantener la atención y permanecer en estado de vigilancia durante un periodo determinado de tiempo a pesar de la frustración y el aburrimiento (Parasuraman, 1984).
  9. La inhibición (interferencia o flexibilidad cognitiva): es la capacidad de suprimir una respuesta dominante para dejar espacio a una respuesta sub-dominante. Es decir que mide la capacidad de controlarse, parando una respuesta más inmediata para dejar espacio a otra más secundaria.

Relación con otros procesos psicológicos

La atención actúa como un mecanismo vertical que articula los distintos procesos psicológicos y ejerce una función de control sobre ellos. Permitiendo ser más receptivos a los sucesos del ambiente; llevar a cabo un adecuado análisis de la realidad; facilitar la activación y funcionamiento de otros procesos psicológicos y ejecutar eficazmente las tareas.

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En relación con otros procesos psicológicos, se destaca la influencia en los siguientes:

  • Percepción: la atención determina qué percibimos y cómo lo hacemos. Nos permite organizar la experiencia perceptiva. Para Kahneman (1973), interviene en la fase inicial del proceso de percepción, cuando se divide en unidades o grupos el campo que forma la estimulación, la atención entra en juego en el momento en que algunas de esas unidades subdivididas reciben mayor relevancia que otras (propiedad selectiva de la percepción).
  • Inteligencia: atención como componente estructural de la inteligencia. Los procesos atencionales no sólo seleccionan la información, sino que también intervienen en el procesamiento activo de ésta.

Por otra parte, también recibe la influencia de otros procesos psicológicos:

  • La motivación y emoción, por su parte, influyen sobre los procesos atencionales, ya que determinan a qué aspectos del ambiente se atiende de manera prioritaria.
  • La activación o arousal: determina el nivel de receptividad que el sistema nervioso posee en un determinado momento ante los estímulos ambientales. Dependiendo del nivel de activación, la ejecución de la tarea será más o menos eficaz, siendo el nivel óptimo un nivel de arousal medio.
  • Otros factores transitorios que pueden influir en el nivel de atención son la fatiga, el sueño y el efecto de drogas y psicofármacos.
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Alteraciones de la atención 

Los trastornos de la atención se encuentran entre los síntomas de diferentes trastornos psicopatológicos, tanto orgánicos como funcionales; pero pueden encontrarse también en personas normales, especialmente en condiciones de estrés, intensa emotividad o cansancio.

En el caso del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), el problema de la desatención se relaciona principalmente, según criterios diagnósticos DSM y CIE, con las áreas de la atención selectiva, sostenida, de preparación y de desplazamiento de la atención. Es decir que el TDAH se caracteriza por una fuerte tendencia a la distracción (desatención o abstracción), dificultad para permanecer concentrado y cambiar de actividad. Estas dificultades cognitivas se unen con dificultades de reconocimiento y gestión de sí mismo, de las conductas, del propio mundo interior y de adaptación a diferentes contextos sociales: aspectos profundamente relacionados con la realidad emocional interna y con la capacidad de crecimiento y desarrollo personal del individuo.

Referencias

  • American Psychiatric Association (2000). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders Text Revised. Washington, DC: APA.
  • Colmenero, J.M. (2004). La atención y su papel en la experiencia consciente. Anales de Psicología, 20 (1); 103-126
  • Estévez-González, A., García-Sánchez, C. y Junqué, C. (1997). La atención: Una función cerebral compleja. Revista de Neurología, 25(148):1989-1997
  • James, W.  (1890) The principles of Psychology. New York: Holt, 1980.
  • Johnston, W.A. y Dark, V.J. (1986) Selective attention. Annual Review of Psychology, 37, 43-75
  • Kahneman, D. (1973). Attention and effort. Englewood Cliffs, NJ: Prentice-Hall.
  • Luria, A.R. (1962) Atención y memoria. Barcelona: Martínez Roca, 1984
  • Navon, D., & Gopher, D. (1979). On the economy of the human-processing system. Psychological review, 86(3), 214.
  • Navon, D. (1985). Attention division or attention sharing. Attention and performance XI, 133-146.
  • Parasuraman, R., & Davies, D. R. (Eds.). (1984). Varieties of attention (Vol. 40, pp. 47-52). London: Academic Press.
  • Rebollo, M.A., Montiel, S. (2006) Atención y funciones ejecutivas. Revista de Neurología, 42 (supl. 2); S3-S7.
  • Van Zomeren, A. H., & Brouwer, W. H. (1992). Assessment of attention. A handbook of neuropsychological assessment, 241-266.