Las competencias narrativas consisten en un conjunto de habilidades que permiten al niño, al adolescente y al adulto contar (historias) y contarse (a uno mismo) a partir de recuerdos, representaciones mentales y de la propia experiencia. Se trata de un proceso en el que se ven involucradas funciones cognitivas, sociales, expresivas y lingüísticas (Iandolo et al. 2012a; Kontos et al.1986).
La habilidad para contar una historia y la forma en que se cuenta aportan información sobre cómo el niño y el adulto perciben, codifican y representan experiencias, recuerdos y vivencias ante un interlocutor conversacional (Loveland et al., 1990; Clark, 1992; Labov, 1972; Bamberg, M., 1997; Best et al., 2008).
Se trata de una competencia fundamental para las relaciones interpersonales y la participación en la vida social, requiere cierto nivel de comprensión de las relaciones causales y espacio-temporales, de las intenciones y del rol de los personajes, así como también de competencias expresivas y relacionales (Graesser, 1981; Klecan-Aker, 1985, Bamberg, M., 1997).
Según Jerome Bruner (1990) la narración es una forma del pensamiento que se solapa con el día a día de nuestra vida, en contraposición con otra forma de pensamiento más categórico o paradigmático (que clasifica y busca leyes estables causa-efecto a los acontecimientos). Los seres humanos utilizan la narración en la vida cotidiana tanto para dar sentido al contexto social y relacional en el que se mueven como a sí mismos. De esta manera, el hecho de contar historias y acontecimientos personales facilita el uso del lenguaje que, en la modalidad narrativa, se convierte en una herramienta poderosa tanto de supervisión y elaboración de las experiencias como de predicción de acontecimientos futuros (Nelson, 1989, Westby, 1991).
Ya desde la primera infancia (alrededor de los 3-4 años) el desarrollo del lenguaje narrativo proporciona al niño tres nuevas posibilidades evolutivas (Nelson, 1989):
- Incorporar aspectos previamente desconocidos a sus representaciones mentales.
- Usar el lenguaje para volver atrás en la representación de la experiencia, volviendo a analizarla y descontextualizar de la realidad.
- Construir historias compartidas, comprendiendo perspectivas, motivaciones, metas y emociones de los demás.

¿A partir de qué edad se desarrollan las competencias narrativas?
Las competencias narrativas se desarrollan típicamente a partir de la primera infancia (Nelson, 2006; Applebee, 1978; Klecan-Aker et al., 1987) a medida que el niño adquiere competencias cognitivas y de expresión lingüística progresivamente más complejas.
La narración incorpora dos dimensiones esenciales: el escenario de acción y el escenario de la conciencia (Bruner, 1986; Nelson, 2010). El primero se desarrolla entre el primer y tercer año de vida, mientras que el segundo es sucesivo, y está determinado por el desarrollo de la intencionalidad y consciencia de los estados mentales propios y ajenos (Iandolo, 2012).
De esta manera, un niño en edad preescolar es capaz de empezar a contar historias con un adulto que le apoye en la producción de una narración coherente y relevante (Miller y Sperry 1988; Miller y Moore, 1989). A partir de los 4-5 años, se adquiere típicamente la competencia necesaria para organizar una narración dirigida a un interlocutor, seleccionando lo que es relevante (Sperber & Wilson, 1986), lo que el interlocutor ya conoce, su perspectiva (Astington, 1991), qué información es nueva y qué se necesita saber. Esta capacidad se conoce con el nombre de Teoría de la Mente – ToM (Baron-Cohen, 1995; Frith, 2003).
A partir del inicio de la etapa escolar de primaria, los niños son capaces de narrar historias sin necesidad de apoyo, progresivamente más complejas y estructuradas alrededor de un problema y su solución (Iandolo et al. 2012 a,b; Applebee, 1978).
En el periodo adolescente, aparece una estructura narrativa de tipo interpretativo que permite organizar las acciones y estados mentales entorno a las características psicológicas de los personajes así como alrededor de aspectos derivados de la experiencia personal (McKeough, 1997; McKeough y Genereux, 2003).
Finalmente, en el inicio de la etapa adulta, el desarrollo lingüístico-narrativo y social alcanzado durante el periodo infantojuvenil resulta necesario para definir una identidad personal, a través de la relación con los iguales, con los padres y en realidades sociales complejas como la universidad o el mundo laboral (Bird y Reese, 2006; McLean y Pratt, 2006; Pasupathi y Hoyt, 2009).
¿Qué es la cohesión narrativa?
La cohesión narrativa (Iandolo, Venuti y Esposito, 2012 a,b) se refiere a la relación entre las ideas o elementos del discurso narrativo alrededor de un tema o argumento central. Confiere a la narración un sentido lógico-temático alrededor de una idea, argumento, experiencia o problema que lo alimenta, motiva y le permite presentarse a un interlocutor conversacional de manera “compacta”.

Según algunos investigadores (Iandolo, Esposito y Venuti, 2012 a,b) el desarrollo de las competencias narrativas se refleja en la progresiva capacidad para enfocar una narración alrededor de un punto de vista, de una trama o una díada problema-resolución. Es decir que entre los 3 y los 10 años, en niños con desarrollo típico, se registra un desarrollo progresivo del nivel de cohesión narrativa de la historia.
El nivel de cohesión narrativa de una narración está estrechamente relacionado con su organización interna, con la edad y las competencias verbales del narrador. De manera específica, en la franja de edad de los 8 años se detecta una evolución importante de las competencias narrativas, en la medida en que los niños alcanzan cierta estabilidad en la integración de los diferentes elementos del cuento que empieza a girar establemente en torno a una díada problema-solución (Iandolo, Esposito y Venuti, 2012; Venuti y Iandolo 2003).
Desarrollo de la cohesión narrativa entre los 3 y los 11 años (Iandolo 2012c)
Edad | Elementos de cohesión | Nivel de cohesión | Descripción |
3-7 años | Acciones y secuencias temáticas | 1 y 2 | Descripción de materiales y acciones individuales sin orden causal o temporal. |
3 y 4 | Narración centrada en acciones y concatenación de acciones. | ||
5 y 6 | Narración centrada en secuencias temáticas, acciones y reacciones de personajes. | ||
8 – 11 años | Elementos problemáticos y soluciones | 7 y 8 | Narración centrada en un problema, una solución y un elemento mediador entre ambos. |
9 y 10 | Narración centrada en problemas y soluciones con más de un elemento mediador. | ||
11 | Narración centrada en problemas, elementos mediadores y soluciones enlazadas de forma compleja. |
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Referencias
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