Prevención y detección del acoso escolar

Noelia Sosa

El acoso escolar constituye un factor de riesgo para el ajuste psicosocial y académico de todos los implicados en el conflicto, ya sean víctimas como acosadores o también en los mismos espectadores: el simple hecho de presenciar los ataques puede también tener una influencia negativa en los compañeros.

A pesar de que pueden existir algunos signos comportamentales, detectar una situación de acoso escolar no es fácil, ya que no todas las víctimas llegan a expresar su malestar de una forma observable. El tipo de comportamientos que utiliza una persona para expresar su malestar está muy influenciado por su temperamento y características personales, por lo que dependiendo de la situación, podemos encontrarnos con jóvenes que expresen su malestar de una forma claramente llamativa, pero también en muchos casos, con niños o adolescentes que no muestren signos intensos o claramente observables.

Dada esta circunstancia, el rol de la comunicación y la disponibilidad de las familias y el entorno adulto del niño o adolescente puede resultar clave en la detección de situaciones de exclusión. Como adultos, debemos asegurarnos de proporcionarles disponibilidad para expresar lo que les ocurre, y así asegurarnos de conocer su malestar también en los casos en que este no se manifieste de una forma comportablemente observable.

El rol de las familias es importante para la detección de los casos de acoso escolar. En los casos en que el entorno familiar percibe malestar o cambios comportamentales sin una clara razón aparente, suelen ser las familias las que informan al centro escolar de lo que está sucediendo.

La preparación de los profesionales del centro educativo también es fundamental en la detección de situaciones de malestar. La idea es que los adultos del entorno de los niños o adolescentes tengan la información suficiente como para poder detectar signos clave y manejar situaciones de malestar en los estudiantes.

Algunos niños o adolescentes que sufren acoso escolar pueden intentar ocultarlo por miedo a que sus agresores tomen represalias o que aumente el acoso, porque sienten culpa, por miedo a preocupar a su entorno familiar o porque se sienten avergonzados, entre otras muchas razones.

prevención y detección del acoso escolar

También en algunos casos con que las personas acosadas, a pesar de verse inmersos en una situación de acoso, no llegan a identificarla como tal, manifestando pensamientos como que el bullying es algo mucho más grave de lo que a ellos les está sucediendo. Por ello, es de extremada relevancia informar a los estudiantes de lo que supone el acoso en sí, ya que en muchos casos nos encontramos en la situación de que ellos mismos, sean las víctimas como los observadores y, en ocasiones también los agresores, no son conscientes de encontrarse en una situación de acoso o exclusión.

El acoso escolar se debe trabajar tanto desde el afrontamiento de situaciones conflictivas, pero muy especialmente desde la prevención.

La mayoría de los casos de acoso ocurren delante de otros compañeros y compañeras de clase, pero muchas veces los espectadores no saben cómo actuar, por miedo a ser “chivatos” o a convertirse también en víctimas. Por ello, es necesario potenciar las actitudes personales anti-acoso de los espectadores: por ejemplo, algo tan simple como ayudar a los estudiantes a tomar conciencia de lo que los compañeros opinan acerca del acoso, puede resultar de ayuda en la reducción de la “ignorancia del grupo” y convertirse en un aspecto que marque la diferencia en las intervenciones, además de minimizar los efectos adversos de la victimización.

Programas de intervención y planes de convivencia escolar

Los programas de intervención son elementos muy necesarios para reducir los casos de acoso escolar en los centros educativos. Sabemos además que la experiencia del acoso en algunos casos puede generar consecuencias para el bienestar emocional más allá del entorno escolar e incluso mantenerse durante la etapa adulta, con potenciales consecuencias para la autoimagen y la forma en que aprendemos a relacionarnos con el entorno.

Se debe trabajar desde el centro escolar con los alumnos, profesores, familias y personal del centro educativo. Es fundamental trabajar desde la inclusión, desde el respeto a ese otro u otra que es diferente a mí. Desde un clima inclusivo es de donde parte una prevención adecuada de situaciones en las que, por un motivo u otro, un miembro del grupo pueda verse excluido del grupo.

Cada vez existen más programas de prevención e intervención del acoso escolar. Esto significa que los profesionales hemos detectado la necesidad de apoyar a los centros educativos en la lucha contra el acoso escolar. El hecho de que cada vez más profesionales ofrezcan este servicio para apoyar a los centros escolares en este trabajo es beneficioso, ya que puede permitir llegar a más centros educativos y que la lucha contra el acoso escolar sea real y efectiva.

prevención y detección del acoso escolar

Trabajar aspectos como la inclusión, la empatía y otras competencias para hacer frente a situaciones de acoso puede también ser enriquecedor también pensando en proporcionar a los estudiantes más herramientas para su integración en el mundo adulto.

El papel de los centros educativos en el apoyo a la salud mental se relaciona con la transmisión de información a los estudiantes acerca de la misma salud mental, trabajando sobre la concienciación de la relevancia de los cuidados también en este ámbito.

Vemos que los jóvenes cada vez van normalizando más el pedir ayuda cuando la necesitan, pero reforzar la consciencia sobre la existencia del malestar y las dificultades emocionales puede reforzar el que se sientan acompañados cuando se encuentran inmersos en algún tipo de conflicto o dificultad.

Por otro lado, también sería adecuado trabajar sobre contenidos relacionados con la educación emocional (identificación, regulación, manejo de emociones, desarrollo de competencias de comunicación, habilidades sociales, etc). Como factor de prevención de potenciales problemas, es necesario que los profesionales, familiares y alumnado conozca el desarrollo emocional, sepan identificar y expresar sus emociones, pensamientos, sentimientos, puedan entender y respetar al otro.


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