Las dificultades emotivo-relacionales en la infancia y adolescencia han sido clasificadas en dos patrones básicos: problemas de conducta y de las emociones externalizantes o internalizantes (Achenbach et al., 1983; Quay et al., 1987). Los síntomas de tipo externalizante se refieren a comportamientos caracterizados por un bajo control de las emociones, dificultades en las relaciones interpersonales, en el respeto de las reglas, irritabilidad y agresividad (Achenbach, 1991; Hinshaw, 1992). La internalización por su parte, se ha relacionado con somatizaciones, inseguridad, dependencia, marcada timidez, miedos, fobias, tristeza, preocupación, inestabilidad del estado de ánimo, obsesiones, etc.
A pesar de que se ha detectado que los trastornos de tipo internalizante son los más frecuentes en la infancia (Achenbach, 1982; Achenbach et al., 1983; Quay, 1986; Siu, 2008), los trastornos de tipo externalizante son los que suelen ser objeto de atención clínica de forma más habitual, dado que resultan más visibles tanto en el contexto familiar como escolar. Aunque la sintomatología descrita para el factor internalizante podría asimilarse a los trastornos de las emociones (como la ansiedad, la depresión, la somatización, etc.), distintas investigaciones muestran que la internalización en la infancia y en la adolescencia no llegan a configurarse como un cuadro de dificultad o psicopatología tan delimitado como puede ocurrir en la etapa adulta (Lemos et al., 1992; López-Soler et al., 1997).

Algunos de los síntomas que se pueden detectar en niños y adolescentes con sintomatología de tipo internalizante son (Lopez-Soler et al., 2010):
Síntomas afectivos | Síntomas de ansiedad | Somatizaciones |
– Hay pocas cosas que le hacen disfrutar. – Llora a menudo. – Autolesiones, referencias o pensamientos de suicidio. – Problemas de alimentación. – Problemas del sueño (aumento o disminución) – Tristeza. – Cree que tiene que ser perfecto. – Poco activo, lento o con baja energía. – Sentimientos de inferioridad. | – Dependencia o apego excesivo hacia los adultos. – Miedo a situaciones, lugares o animales. – Miedo a ir al colegio o a situaciones sociales. – Nerviosismo, tensión. – Preocupaciones excesivas. – Ataques de ira. | – Dolores o molestias sin causa médica. – Náuseas, vómitos, dolor estomacal sin causa médica. – Problemas de visión sin causa médica. – Alteraciones dermatológicas. |
Sintomatología internalizante y ajuste personal
A nivel social, los niños que no son aceptados en el grupo de iguales son más propensos a manifestar sentimientos de soledad y tristeza (Brendgen et al., 2002). Esta dificultad en las relaciones sociales se asocia con un menor número de actividades placenteras, lo cual refuerza también el estado de ánimo negativo del niño. Durante la infancia y adolescencia el rendimiento escolar se configura como uno de los principales aspectos a través de los que valorar y desarrollar sentimientos de confianza en uno mismo y en las propias capacidades.

Los niños con síntomas de internalización pueden presentar dificultades de concentración, que redundarán en malos resultados académicos (Cole, 1991; Patterson et al., 1991; Roeser et al., 2001), empeorando su autoestima tanto a nivel social como escolar (autoconcepto académico negativo). La relación entre internalización y autoestima se puede dar de forma bidireccional. El estado de ánimo negativo puede interferir en el rendimiento (Roeser et al., 2001) pero también los malos resultados escolares son un factor de riesgo de depresión (Herman et al., 2007) ya que alimentan la baja autoestima del alumno. La relación entre baja autoestima, internalización y sintomatología depresiva ha sido confirmada por numerosas investigaciones en las distintas etapas del ciclo vital, en el caso de la depresión infantil y adolescente esta relación también ha sido confirmada (Abramson et al., 1978; Seligman et al., 1984; Brewin et al., 1986; Bos et al., 2010; Orth et al., 2008).
Referencias
- Abramson, L.Y., Seligman, M.E.P. y Teasdale, J.D. (1978). Learned hellessness in humans and reformulation. Journal of Abnormal Psychology, 87, 47-74.
- Achenbach, T. M. (1991). Child behavior checklist/4-18. Burlington: University of Vermont, 5.
- Achenbach, T.M. (1982). Developmental psychopathology. Nueva York: John Wiley & Sons.
- Achenbach, T.M. y Edelbrock, C.S. (1983). Manual of Child Behavior Checklist and Revised Child Behavior Profile. Burlington: Univeristy of Vermont, Department f Psychiatry.
- Bos, A.E.R., Huijding, J., Muris, P., Vogel, L.R.R. y Biesheuvel, J. (2010). Global, contingent and implicit self-esteem and psychopathological symptoms in adolescents. Personality and individual differences, 48, 311-316.
- Brewin, C.R. y Furnham, A. (1986). Attributional versis preattributional variables in self-esteem and depression. A comparaison and test of learned helplessness theory. Journal of Personality and Social Psychology, 50, 1013-1020.
- Buela-Casal, G., Carretero-Dios, H., De los Santos, M. (2001). Relacion entre la depresión infantil y el estilo de respuesta reflexivo impulsivo. Salud Mental, 24 (3), 17-25.
- Del Barrio, V. (2000). La depresión infantil. Factores de riesgo y posibles soluciones. Málaga: Aljibe
- DSM-IV: Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorder (Fourth Edition) (1994) American Psychiatric Association: Washington, D.C.
- Hinshaw, S. P. (1992). Externalizing behavior problems and academic underachievement in childhood and adolescence: causal relationships and underlying mechanisms. Psychological bulletin, 111(1), 127.
- OMS-ORGANIZACION MUNDIAL DE LA SALUD: CIE-10. (1992).Trastornos mentales y del comportamiento: descripciones clínicas y pautas para el diagnóstico, Madrid, Mediterráneo.
- López Soler, C., Alcántara, M.V., Fernández, V., Castro, M. y López Pina, J.A. (2010). Características y prevalencia de los problemas de ansiedad, depresión y quejas somáticas en una muestra clínica infantil de 8 a 12 años, mediante el CBCL (Child Behavior Checklist). Anales de Psicología, 26, 325-334.
- Orth, U., Robins, R. y Roberts, B.W. (2008). Low self-esteem prospectively predicts depression in adolescence and young adulthood. Journal of Personality and Social Psychology, 97, 307-321.
- Quay, H.C. (1986). Classification. En H.C. Quay y J.S. Weery (Eds.) Psychopatological disorders of childhood (pp.1-34). NY: Plenum.
- Roeser, R. W., van der Wolf, K., & Strobel, K. R. (2001). On the relation between social–emotional and school functioning during early adolescence: Preliminary findings from Dutch and American samples. Journal of School Psychology, 39(2), 111-139.
- Seligman, M.E.P., Peterson, C., Kaslow, N.J., Tanenbaum, R.L., Alloy, L.B. y Abramson, L.Y. (1984). Attributional style and depressive symptoms among children. Journal of Abnormal Psychology, 93, 235-238
- Siu, A. (2008).A prevalence study on internalizing problems among primary school children in hong kong. Journal of Child and Family Studies, 17 (6), 779-790.
© Psise: Servicio de Psicología Clínica del Desarrollo. Unidad de Observación y Diagnóstico Funcional.