Acudí a Psise por timidez y ansiedad. No lograba comunicarme con nadie, me ruborizaba y me sudaban las manos. Sentía una vergüenza enorme cuando tenía que hablar, sobre todo en el trabajo y eso se convirtió en un problema. Empecé a parecer la “rara” de la oficina. El psicólogo de adultos de Psise fue muy simpático conmigo, siempre me arrancaba una sonrisa y me hacían sentir especial. Noté que dio lo mejor de sí mismo para conseguir que hablara con normalidad con las demás personas. Yo estaba convencida de que lo “mío” no tenía solución pero estaba equivocada. Mi psicólogo le echó muchas ganas y paciencia, gracias a él he conseguido abrirme un poco más.
Luisa C.