El Trastorno de Personalidad por Dependencia se caracteriza por una excesiva necesidad de ser cuidado y comportamientos persistentes de sumisión y miedo a la separación. La persona con trastorno por dependencia delega en los demás la responsabilidad de sus decisiones, que es incapaz de tomar sin que se le tranquilice y aconseje. Se trata de una dependencia tan extrema que resulta patológica. El dependiente puede someterse, tolerar defectos, infidelidades y maltratos de su pareja (o de los demás) sin expresar desacuerdo, por temor a perder el apoyo de esta persona. Por lo general tiende a mantener las relaciones siempre que sea posible, aunque sean disfuncionales y, en el caso de que terminen, busca otra de forma urgente.
Con mucha frecuencia el trastorno de personalidad por dependencia se asocia con otros trastornos como la depresión mayor, el trastorno bipolar, trastornos de ansiedad y de la conducta alimentaria.
Los rasgos dependientes pueden aparecer en distintos niveles de severidad: las personas caracteriologicamente sobredependientes tienden a definirse a sí mismas y su estado emocional en relación con los demás, y a buscar seguridad y satisfacción en contextos interpersonales (Lingiardi & McWilliams, 2017). Las personas extremadamente dependientes pueden sentirse poco efectivas cuando dependen de sí mismos, mientras que perciben a los demás como poderosos y eficaces. A nivel emocional, sus preocupaciones se relacionan con ansiedad ante el desempeño y temor a la crítica y el abandono (Bornstein, 1993). La persona con rasgos dependientes tiende a sentirse débil, a ser más pasiva que asertiva y fácilmente influenciable por los demás, también puede manifestar dificultades para expresar la ira (Lingiardi & McWilliams, 2017).
En la historia de la paciente dependiente (Gabbard 2002) a menudo se puede detectar un estilo de apego inseguro (que es una característica central de este trastorno) probablemente asociado a un modelo parental de refuerzo de la dependencia, que ha actuado en todas las etapas de desarrollo. Es decir que la persona dependiente ha vivido con unos padres que le han indicado directa o indirectamente que la independencia era algo muy peligroso y que era mejor permanecer apegado/a a sus padres, que parecían rechazarle cuando intentaba ser más autónomo.

A menudo, la forma de apegarse al otro de la persona dependiente enmascara cierto tipo de agresividad y, como consecuencia, la persona “objeto de este apego” puede percibir sus peticiones como hostiles y agobiantes. Una variante importante de la pertsonalidad dependiente es el patrón pasivo-agresivo, en el que las relaciones de la persona se caracterizan por dependencia de tipo hostil. Las personas con rasgos pasivo-agresivos se definen a sí mismos en función de los demás, pero utilizando una valencia negativa. De la misma manera que en el trastorno de personalidad paranoide, pueden atacar a los demás con el fin de prevenir posibles ataques, aunque de una forma más indirecta (pasivo-agresiva), que en ocasiones supone el desencadenante de situaciones de conflicto o maltrato por parte del entorno, y puede perpetuar el malestar y resentimiento de la persona con respecto a los demás (Lingiardi & McWilliams, 2017).
Clasificación DSM V & CIE 10
El Trastorno de Personalidad Dependiente (DSM V) se caracteriza por una necesidad dominante y excesiva de que le cuiden, lo que conlleva un comportamiento sumiso y de apego exagerado, y miedo a la separación, que comienza al principio de la edad adulta y está presente en diferentes contextos, y que se manifiesta por 5 o más de los hechos siguientes:
- Le cuesta tomar decisiones cotidianas sin el consejo y la tranquilización excesiva de otras personas.
- Necesita a los demás para asumir responsabilidades en la mayoría de ámbitos importantes de su vida.
- Tiene dificultad para expresar el desacuerdo con los demás por miedo a perder su apoyo o aprobación (no incluir los miedos realistas de castigo).
- Tiene dificultad para iniciar proyectos o hacer cosas por sí mismo (debido a la falta de confianza en el propio juicio o capacidad y no por falta de motivación o energía).
- Va demasiado lejos para obtener la aceptación y apoyo de los demás, hasta el punto de hacer voluntariamente cosas que le desagradan.
- Se siente incómodo o indefenso cuando está solo por miedo exagerado a ser incapaz de cuidarse a sí mismo.
- Cuando termina una relación estrecha, busca con urgencia otra para que le cuiden y apoyen.
- Siente una preocupación no realista por miedo a que lo abandonen y tenga que cuidar de sí mismo.
Según la Clasificación Internacional de los Trastornos Mentales y del Comportamiento (CIE-10), el Trastorno dependiente de la personalidad (F60.7) se caracteriza por:
- Fomentar o permitir que otras personas asuman responsabilidades importantes de la propia vida.
- Subordinación de las necesidades propias a las de aquellos de los que se depende; sumisión excesiva a sus deseos.
- Resistencia a hacer peticiones, incluso las más razonables, a las personas de las que se depende.
- Sentimientos de malestar o abandono al encontrarse solo, debido a miedos exagerados a ser capaz de cuidar de sí mismo.
- Temor a ser abandonado por una persona con la que se tiene una relación estrecha y temor a ser dejado a su propio cuidado.
- Capacidad limitada para tomar decisiones cotidianas sin el consejo o seguridad de los demás. Puede presentarse además la percepción de sí mismo como inútil, incompetente y con falta de resistencia.
Se incluyen: Personalidad asténica. Personalidad inadecuada. Personalidad pasiva. Personalidad derrotista. Trastorno asténico de la personalidad. Trastorno inadecuado de la personalidad. Trastorno pasivo de la personalidad. Trastorno derrotista asténico de la personalidad.
El caso
Marta de 29 años está casada y vive en su barrio de toda la vida, a poca distancia de sus padres. Es ayudante de enfermería y a menudo se pone a llorar en el trabajo (una clínica privada) cuando su jefa le dice que no hace bien su trabajo o que se ha equivocado. Varias veces ha pensado en el suicidio y su marido comenta que a Marta nunca le ha gustado estar lejos de él o empezar algo sola. Sigue contando el marido: “Marta confía en mi para tomar todas las decisiones en casa y no sabe funcionar bien sola”. Ha presentado una fuerte dependencia desde que era pequeña: tenía fobia a quedarse en el colegio tanto en la guardería como en primaria. Durante la escuela primaria lloraba en clase hasta que su madre iba a recogerla. Tuvo una buena amiga desde la escuela primaria hasta la universidad y eligió la facultad de enfermería igual que ésta, cursando así con ella todas las etapas tanto escolares como laborales. Marta cuenta que va a ver a su madre todas las semanas porque la madre le ha dicho siempre que quiere verla y tenerla cerca por si acaso la necesita. Estas características de Marta hacen pensar que puede presentar un Trastorno de Personalidad por Dependencia.
Diferencia entre Trastorno de Personalidad Dependiente y Límite (Gabbard 2002)
En el 50% de los casos, el diagnóstico de trastorno de personalidad dependiente se asocia al diagnóstico de trastorno límite de la personalidad. De todas formas hay una gran diferencia entre trastorno límite y dependiente. El paciente con trastorno límite reacciona al abandono con ira y manipulación, mientras que el paciente dependiente enfatiza sus conductas de sumisión y adherencia (Hirschfeld et al. 1991). En caso de abandono, el paciente dependiente puede recurrir a sustancias (para gestionar sus emociones dolorosas de abandono) o perseguir una venganza; de todas formas, la inestabilidad y la intensidad de las reacciones del paciente con trastorno límite de la personalidad no se encuentran en las relaciones de las personas con trastorno de personalidad por dependencia.
Referencias
- American Psychiatric Association (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, 5th edition, DSM-5. American Psychiatric Publishing.
- Bornstein, R.F. (1993). The dependent personality. New York: Guildford Press.
- Bornstein, R.F. (2005). The dependent patient: A practitioner’s guide. Washington, DC: American Psychological Association.
- Gabbard, G. O., & Horigian, V. (2002). Psiquiatría psicodinámica en la práctica clínica (pp. 222-6). Médica Panamericana.
- Lingiardi, V., McWilliams, N.(2017). The Psychodynamic Diagnostic Manual Version 2 (PDM-2). The Guilford Press.
- World Health Organization (1992-1994). International statistical classification of diseases and related health problems tenth revision ICD-10. World Health Organization.