El trastorno de personalidad obsesivo-compulsivo se caracteriza por una excesiva preocupación por el orden, la eficiencia, el perfeccionismo y una marcada tendencia a la inflexibilidad y rigidez mental (emocional e interpersonal).
La persona con este tipo de trastorno debe “controlarlo todo” a través de una visión analítica y detallada de la realidad. Necesita puntos de referencia, tiene miedo a los cambios, falta de humor, es rígido e intolerante especialmente consigo mismo. A menudo es tacaño y no tira los objetos desgastados y sin valor real o afectivo. Presenta limitaciones en las relaciones sociales, no tolera los compromisos, prefiere relaciones autoritarias y tiene pocos amigos.
A menudo es indeciso y obstinado, da muchas vueltas antes de tomar una decisión por miedo a cometer errores o inexactitudes. Se dedica muchísimo al trabajo y a la familia, excluyendo cualquier actividad de ocio y las amistades, presenta mecanismos de defensa obsesivos típicos (contra emociones como la ira o la dependencia) como el aislamiento, la racionalización, la formación reactiva y la anulación del afecto.

Las personas con Trastorno de la Personalidad Obsesivo-Compulsivo por lo general han recibido una educación rígida y presentan una importante falta de confianza en sí mismos. Durante su infancia, se sentían a menudo no suficientemente valorados y amados. En algunos casos esto podía depender de las características reales de los padres, en otros casos el niño puede haber requerido más consuelo y afecto de lo habitual para percibir la aprobación de los padres y sentirse amado. Como resultado, en lo profundo de una persona con Trastorno de la Personalidad Obsesivo-Compulsivo hay una sensación de no ser amado y apreciado, de sentirse herido, enojado y dudar de sí mismo y de los demás (por esto se debe controlar todo).
Como consecuencia de esta insatisfacción, se genera en la persona tanto ira como una fuerte necesidad de dependencia. Se tiende a generar un sentido de culpa en los demás por no estar más disponibles emocionalmente. Dado que el individuo con trastorno de personalidad obsesivo-compulsivo no puede aceptar emociones como la ira y la dependencia, se defiende de ellas a través de mecanismos de formación reactiva y aislamiento del afecto. También la intimidad se convierte en un problema importante, ya que plantea la necesidad de gestionar emociones intensas de dependencia, amor, separación, y supondría una “pérdida de control”.
El Trastorno de la Personalidad Obsesivo-Compulsivo se puede convertir en un Trastorno Obsesivo-Compulsivo (Eje I – DSM V – Trastornos de Ansiedad), alterando seriamente la eficiencia laboral y el funcionamiento social del individuo. Alrededor de los 55-65 años estas personas pueden presentar mayor riesgo de depresión, cuando los sueños de su juventud se han visto rotos por la realidad del paso del tiempo (Gabbard 2002).
El caso
Diego, de 38 años es investigador bioquímico en una empresa farmacéutica. Está casado y vive con su mujer y su hijo pequeño de 2 años. Trabaja muchísimo, alrededor de 12 horas diarias, 6 o 7 días a la semana. Casi nunca se concede un momento de ocio o diversión, ni siquiera con su familia. Dice: “¡No tengo tiempo para divertirme, debo atender muchas obligaciones!”. En los últimos cuatro años ha alcanzado una buena estabilidad laboral, antes estaba siempre viajando con becas de investigación y oportunidades laborales en Estados Unidos y Asia. Actualmente, su lugar de trabajo dista solo 15 kilómetros de su casa. Su mujer cuenta que va a trabajar en transporte público y, de vez en cuando, cogen juntos el metro. En esas ocasiones ha notado que Diego quiere sentarse siempre en el mismo asiento porque, según dice, así estará más cerca de la escalera de salida y podrá evitar perder tiempo o quedarse atrapado entre la gente. Además de esto, Diego tiene muchas rutinas que utiliza, dice, para ahorrar tiempo, aunque no siempre parecen eficaces. Cuando desempeña alguna actividad con su mujer o con su mejor amigo, a menudo les regaña porque dice que no lo hacen con el cuidado necesario. A menudo se le responde que es muy inflexible y que, si no se hacen las cosas como dice él, nunca quiere participar en nada. Generalmente es muy escrupuloso, perfeccionista y ordenado tanto en su trabajo como en su vida personal. Sus cosas están siempre en un orden perfecto y nunca tira nada. Su meticulosidad a veces no le permite hacer las cosas rápidamente y, actualmente no le han ascendido en el trabajo porque no siempre acaba lo que empieza. Estas características de Diego hacen pensar que puede presentar un Trastorno de Personalidad Obsesivo-Compulsivo.

Clasificación DSM V & CIE 10
El Trastorno de Personalidad Obsesivo-Compulsivo (DSM V) se caracteriza por un patrón dominante de preocupación por el orden, el perfeccionismo y el control mental e interpersonal, a expensas de la flexibilidad, la franqueza y la eficiencia, que comienza al principio de la edad adulta, y que se manifiesta en diferentes contextos por 4 o más de los siguientes hechos:
- Se preocupa por los detalles, las normas, las listas, el orden, la organización, o los programas hasta el punto de que descuida el objetivo principal de la actividad.
- Muestra un perfeccionismo que interfiere con la terminación de las tareas (e.g. es incapaz de completar un proyecto porque no se cumplen sus propios estándares demasiado estrictos).
- Muestra una dedicación excesiva al trabajo y la productividad que excluye las actividades de ocio y las amistades (que no se explica por una necesidad económica manifiesta).
- Es demasiado consciente, escrupuloso e inflexible en materia de moralidad, ética o valores (que no se explica por una identificación cultural o religiosa).
- Es incapaz de deshacerse de objetos deteriorados o inútiles, aunque no tengan un valor sentimental.
- Está poco dispuesto a delegar tareas o trabajo a menos que los demás se sometan exactamente a su manera de hacer las cosas.
- Es avaro hacia sí mismo y hacia los demás; considera el dinero como algo que se ha de acumular para catástrofes futuras.
- Muestra rigidez y obstinación.
Según la Clasificación Internacional de los Trastornos Mentales y del Comportamiento (CIE-10), se considera bajo la categoría (F60.5) Trastorno anancástico de la personalidad. Se trata de un trastorno de la personalidad caracterizado por:
- Falta de decisión, dudas y precauciones excesivas, que reflejan una profunda inseguridad personal.
- Preocupación excesiva por detalles, reglas, listas, orden, organización y horarios.
- Perfeccionismo, que interfiere con la actividad práctica.
- Rectitud y escrupulosidad excesivas junto con preocupación injustificada por el rendimiento, hasta el extremo de renunciar a actividades placenteras y a relaciones personales.
- Pedantería y convencionalismo con una capacidad limitada para expresar emociones.
- Rigidez y obstinación.
- Insistencia poco razonable en que los demás se sometan a la propia rutina y resistencia también poco razonable a dejar a los demás hacer lo que tienen que hacer.
- La irrupción no deseada e insistente de pensamientos o impulsos.
Se incluyen: Personalidad compulsiva. Personalidad obsesiva. Trastorno compulsivo de la personalidad. Trastorno obsesivo de la personalidad. Se excluye: Trastorno obsesivo-compulsivo (F42.-).
Personalidades obsesivo-compulsivas según el manual diagnóstico PDM-2
Según la clasificación diagnóstica PDM-2, las personalidades obsesivo-compulsivas se ven principalmente caracterizadas por la restricción emocional. Prefieren operar como si las emociones fueran irrelevantes y defenderse de aquellos aspectos emocionales que le resultan amenazantes a través de rigidez, regimentación e intelectualización.
Por otro lado, también se caracterizan por una tendencia a preocuparse de manera excesiva por las reglas, procedimientos, orden, organización, horarios, etc. y pueden mostrarse excesivamente volcados en el trabajo y la productividad, en detrimento del ocio y las relaciones.
Las personas con rasgos obsesivo-compulsivos tienden a apoyarse en la intelectualización como defensa, y a verse a si mismos como lógicos y racionales, no influenciables por las emociones. En este sentido, cuando se les pregunta acerca de cómo se sienten tienden a responder lo que piensan. El pensamiento suele ser abstracto o centrado en preocupaciones relacionadas con los detalles.
A pesar de la impresión externa de orden y estructura, las personas con rasgos obsesivo-compulsivos tienden a preocuparse por aspectos subyacentes de control, y se encuentran en un conflicto inconsciente cuando deben someterse a las demandas de los demás (pudiendo experimentar ira o vergüenza) o rebelarse ante estas (pudiendo experimentar ansiedad y miedo a represalias).
La resistencia a sentirse “fuera de control” es central en la psicología obsesivo-compulsiva y puede estar originada en conflictos tempranos con los cuidadores o figuras de autoridad. Existe una posible identificación con cuidadores excesivamente exigentes o con expectativas de un mayor nivel de madurez. Por este motivo, se ha señalado que pueden considerar la expresión de la mayoría de estados emocionales como un aspecto inmaduro, sobrevalorar la racionalidad y sentir humillación cuando consideran haber actuado de manera infantil o inmadura. Únicamente encuentran aceptable una emoción cuando puede relacionarse con una defensa lógica o justificación moral.
Investigadores psicoanalíticos (Fisher & Greenberg, 1985; Salzman, 1980, Shapiro, 1965) sugieren que las personas con rasgos o estilos de personalidad obsesivo-compulsivos temen que sus impulsos, especialmente los de tipo agresivo, puedan conducirles a perder el control. La mayoría de pensamientos obsesivos y acciones compulsivas implican un esfuerzo por compensar impulsos dirigidos a la destrucción, el desorden o la avidez. Dado que el sentimiento de culpa relacionado con estos impulsos es intenso, la consciencia suele ser auto-punitiva, extremadamente exigente y auto-crítica, juzgándose a si mismos y a los demás según estándares idealizados.
A pesar de que los aspectos obsesivos y compulsivos tienden a aparecer juntos debido a que se fundamentan en preocupaciones inconscientes similares, algunas personas pueden presentar uno u otro aspecto de manera mas marcada. Los rasgos obsesivos se relacionan con la rumiación y la racionalidad excesiva, y la autoestima se encuentra vinculada al pensamiento (se encuentran “en sus cabezas”: pensando, razonando, juzgando, dudando…). Los rasgos de tipo compulsivo se relacionan con la meticulosidad y perfeccionismo, en este caso la autoestima se encuentra más centrada en las acciones ( “hacer y deshacer”: limpiando, recogiendo, perfeccionando…)
Diferencia entre Trastorno de Personalidad Obsesivo-Compulsivo y Trastorno Obsesivo-Compulsivo (Eje I – DSM V)
En el Trastorno de Personalidad Obsesivo-Compulsivo el individuo percibe sus rasgos personales y los comportamientos que pone en marcha como egosintónicos, adaptativos y, sólo de vez en cuando, percibe malestar debido a ellos.
En el Trastorno Obsesivo-Compulsivo (Eje I – DSM V ) los síntomas son egodistónicos, es decir que el individuo los reconoce como problemáticos y quiere liberarse de ellos. Se trata de pensamientos con contenidos desagradables, que empujan a la persona a poner en marcha conductas rituales para librarse de ellos.
Referencias
- American Psychiatric Association (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, 5th edition, DSM-5. American Psychiatric Publishing.
- American Psychiatric Association (2000). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, 4th Edition, Text Revision (DSM-IV-TR). American Psychiatric Publishing.
- Fischer, S. & Greenberg, R.P. (1985). The scientific credibility of Freud’s theories and therapy. New York: Columbia University Press.
- Lingiardi, V. y McWilliams, N. (Eds.). (2017). Psychodinamic Diagnostic Manual Second Edition PDM-2. New York: The Gildford Press.
- Salzman, L. (1980). Treatment of the obsessive personality. New York: Aronson.
- Shapiro, D. (1965). Neurotic styles. New York: Basic Books.
- World Health Organization (1992-1994). International statistical classification of diseases and related health problems tenth revision ICD-10. World Health Organization.