Es conocido que el modo en el que una madre interactúa con su bebé tiene un peso significativo en el desarrollo funcional, cognitivo y emocional de su hijo. Las investigaciones más actuales sobre el desarrollo físico y mental del bebé alcanzan un nivel de detalle ulterior: hacen hincapié en la capacidad de la madre de responder de manera adecuada al propio hijo. Este concepto se define técnicamente “responsividad materna” y se ha demostrado que influye en la forma en la que el niño se desarrolla y se relaciona con el entorno.
Siempre según diferentes investigaciones, esta habilidad de respuesta (o responsividad) implica diferentes competencias de la madre como:
- su nivel de aceptación-rechazo emocional en la interacción (por ej. se puede simplemente decir “no” o decirlo con hostilidad y rechazo);
- su nivel de accesibilidad (por ejemplo se puede ser accesibles físicamente a un abrazo o mentalmente no accesibles porque se está viendo la televisión);
- su nivel de sensibilidad (es decir la capacidad de entender las señales del bebé y sus necesidades en un llanto, en una sonrisa, en una expresión de la cara, etc.);
- su nivel de cooperación a la exploración (por ej. mostrar al bebé un nueva forma de uso de un juguete, dejarle que gatee mientras se le espera con paciencia, etc.).
En otras palabras las investigaciones más actuales subrayan que ser mamá (o papá) supone estar disponible y físicamente accesible, aceptando las características únicas de nuestro hijo, entendiendo las necesidades que muestra, sus mensajes y promoviendo el desarrollo de conductas exploratorias.
Es importante tener en cuenta que el modo en que una madre (o un padre) se enfrenta a las nuevas etapas de desarrollo de su bebé parece estar relacionado con patrones de interacción temprana con sus progenitores (los abuelos). De todas formas algunos modelos personales se deberían volver a analizar cuando por ejemplo nuestro hijo, cerca de los 8 meses, comienza a explorar el entorno, y nuestro rol debería ser apoyarle y cooperar con él, permitiéndole una exploración libre y de calidad.
¿Y en caso de discapacidad?
En caso de trastorno del desarrollo o de discapacidad, teniendo en cuenta una mayor dificultad de entender los mensajes y las dificultades específicas, el bebé puede estar en mayor riesgo de que su desarrollo se ralentice, si sus padres no interactúan con él de un modo altamente responsivo. En estos casos trabajar la responsividad resulta todavía más importante para ayudar a madres, padres y niños a maximizar su potencial de aprendizaje durante sus rutinas diarias.
Referencias
- Kim, J.M., & Mahoney, G. (2004). The effects of mother´s style on children´s engagement: implications for using responsive interventions with parents. Topics in early childhood special education, 24 (1), 31-38.
- Mahoney, G. Fors, S. & Wood, S. (1990). Maternal directive behavior revisited. American Journal of Mental Retardation, 94, 398-406.
- Sandall, S., McLean, M. & Smith, B. (2000). DEC – Recommended Practices in early intervention/ early childhood special education reston, VA: Division of Early Childhood.