Hoy amanecí con ganas de contar historias, algo que me gusta mucho, ir creando y narrando cuentos que me voy inventando y que mis hijos ya me van acompañando en la creación de historias. Pero la que os cuento a continuación es diferente, porque está basada en hechos reales.
Es la historia de Fabiana una niña de 8 meses de edad, que vive con su mamá y papá en un pueblo pequeño donde los habitantes más que vecinos parecen familia. Desde que nació Fabiana se “iba con cualquiera”, los adultos de su entorno la cogían en brazos y la niña no se quejaba. Al cumplir los 4 meses Fabiana comienza a asistir a la escuela infantil de su pueblo y por las tardes estaba al cuidado de sus abuelos hasta las seis y media, cuando llegaba su madre de trabajar, esperaban al padre que llegaba a las ocho y los tres se iban a casa.
Aunque la mamá de Fabiana trabaja fuera de casa el tiempo que esta con ella le gusta cogerla en brazos, tenerla cerquita, la “portea” y con ella pegadita a su cuerpo bailar y cantar, o sea disfrutar las dos juntitas. Algo que hasta el momento no parecía un inconveniente, hasta hace algunos días.
En estos últimos días Fabiana sólo quiere estar en los brazos de se mamá, llora cuando se queda en la escuela infantil e incluso cuando sus abuelos la toman en brazos, reclama constantemente los brazos de mamá. El entorno culpa a su madre y le dicen que es su culpa por llevarla todo el tiempo en brazos y por consentirla. Al parecer Fabiana ha “retrocedido” y es algo muy raro porque antes se quedaba con todo el mundo sin llorar.
¿Alguna ha sentido alguna vez lo mismo que la mamá de Fabiana? Deja que te diga que es algo muy común y que es parte del desarrollo evolutivo de los bebés. Algunos autores le han llamado “angustia de separación” o “crisis de apego” y consiste en el momento en que el bebé comienza a percibirse como un ser independiente a su madre y se empieza a romper la simbiosis madre e hijo/a a la vez que el apego se ha consolidado. Esto hace que cuando la figura primaria de apego se separa, el bebé que todavía no tiene la noción del tiempo y que no sabe cuando volverá reclame la atención y los cuidados de su figura de referencia.
Teniendo en cuenta que la mamá de Fabiana pasa varias horas al día separada de ella, es normal que cuando regrese de trabajar, la niña sólo quiera estar con ella y busque contacto y atención constante. Cuando su madre responde a sus demandas le ofrece seguridad y confianza, reforzando el apego seguro y propiciando que la angustia de separación se vaya reduciendo. No está malcriando a su hija, está atendiendo a una necesidad.
Sí esta conducta se diera más adelante, por ejemplo, cuando Fabiana tuviese 5 años sería preocupante, pero entre 8 y 24 meses edad es una característica evolutiva.