La maternidad no es fácil, es un proceso continuo de altibajos producidos por diferentes cambios que van requiriendo adaptaciones, especialmente cuando nos enfrentamos a un diagnóstico de Trastrorno del Espectro del Autismo (TEA) . El rol de las madres no sólo consiste en reconocer y satisfacer las necesidades y cuidados de los hijos, sino que también deben acompañarlos emocionalmente, utilizando esquemas y parámetros distintos en las relaciones.
En la sesión del espacio psicosocial de la semana pasada (25 de marzo 2021, sobre “Parentalidad, ideas y expectativas”), hablamos de la maternidad y las expectativas. Y las madres comentaban que se sienten en un “estado de alerta constante”. Una de ellas se preguntaba si alguna vez esa sensación de preocupación , de incertidumbre sobre el futuro, de miedo por cómo irá creciendo y adaptándose su hijo al mundo y viceversa llega a desaparecer. A lo que otra madre, cuya hija ya es preadolescente, le contestó que: “Nos pasamos con ella como con los soldados, de una guardia a otra…”
Definitivamente, me parece que esta frase explica muy bien lo que las madres sienten, el estar en constante alerta. Entendemos y comprendemos que vivan su maternidad desde esa postura, pero durante la sesión también hemos enfatizado la importancia de que disfruten los momentos de diversión, que se dediquen tiempo para cuidarse (ya que es imprescindible que los cuidadores estén bien para poder atender las necesidades de sus hijos de una forma asertiva) y que, en la medida de lo posible, vivan el día a día con sus hijos e hijas.
Siguiendo con la discusión sobre la maternidad y expectativas, las madres asistentes comentaron que, con frecuencia, se plantean si les están estimulando lo suficiente o necesitan hacer algo más. Alguna de ellas comentaba que ya no sabe a quién escuchar: pues unos les dicen que estructuren, y otros les aconsejan trabajar en la flexibilidad.
Esto nos confirma que no existen fórmulas exactas universales para todos, que cada niño y niña tiene sus características individuales, y que sus familias son conscientes de las mismas. Es importante que tengáis confianza en vuestra sensibilidad y en vuestros conocimientos sobre lo que necesitan vuestros hijos e hijas en cada momento.