El clima escolar es un concepto multidimensional relacionado con normas, valores, relaciones interpersonales, prácticas de enseñanza-aprendizaje y estructuras organizacionales del centro. Se caracteriza por la calidad de las interacciones entre adultos y estudiantes en el entorno educativo (Hoy et al., 2002; Brand et al., 2003; Gottfredson et al., 2005), la organización y cultura del centro (Li et al., 2016; Espelage et al., 2014), y el mismo entorno físico de este (Loukas, 2007). Se trata de un factor importante en el éxito de los estudiantes, su bienestar emocional, la socialización y las relaciones interpersonales (Cohen et al., 2009; Jia et al., 2009; Luengo Kanacri et al., 2017).
Por ello, la valoración del clima escolar por parte del centro educativo es una herramienta fundamental en el establecimiento de objetivos para el plan de convivencia, ya que cuando los procesos organizacionales y las relaciones sociales son tomados en cuenta, pueden producirse cambios comportamentales positivos (Patton et al., 2006; Flay 2000; Moon et al., 1999) que contribuyen al sentido de pertenencia tanto de estudiantes como de los profesionales y familias (Özer y Korkman, 2020; Konihi et al., 2017; Freiberg & Stein, 2005; Gottfredson et al., 2005; Astor et al., 2002).
A nivel social, se tienen en cuenta la calidad de las relaciones interpersonales entre los estudiantes, profesores y personal del centro, el trato igualitario, respectuoso y justo por parte del personal docente y no docente, la competitividad y comparación social entre estudiantes, o el grado en que el personal del centro y los estudiantes contribuyen en la toma de decisiones sobre el funcionamiento y las normas del centro (Konihi et al., 2017; Zullig et al., 2010; Cohen et al., 2009; Loukas, 2007; Hoy, 2003; Hoy et al., 2002; Brand et al., 2003; Gottfredson et al., 2005; Vieno et al., 2007; Natvig et al., 2003; Ito & Smith, 2006; Baker, 1998).
En cuanto a la dimensión académica, se consideran la calidad de la instrucción, las expectativas de los profesores con respecto al rendimiento de los estudiantes, la monitorización de los progresos de los estudiantes y la comunicación entre el personal del centro y las familias (Zullig et al., 2010; Cohen et al., 2009; Loukas, 2007).
Finalmente, se toman en cuenta aspectos físicos del ambiente como la apariencia del edificio del centro y sus aulas, el tamaño de la escuela y la ratio de estudiantes-profesores en el centro, el orden y organización de las clases, la disponibilidad de recursos, la seguridad y la comodidad de las instalaciones (Zullig et al., 2010; Cohen et al., 2009; Loukas, 2007).
La creciente atención de los investigadores acerca del clima escolar subraya tanto la necesidad de mejorar los centros educativos utilizando resultados medibles, como la necesidad de preparar a los estudiantes para los desafíos a los que se enfrentan en el siglo XXI (Ciccone & Freiberg, 2013).
Algunos investigadores han desarrollado estándares, estableciendo áreas y subdominios relevantes para la evaluación del clima escolar (National School Climate Standards, 2010. National School Climate Center NSCC), que pueden resultar útiles como marco de referencia basado en la evidencia, para apoyar y evaluar los esfuerzos realizados por los centros educativos en relación con el clima escolar.
El documento no detalla una evaluación, contenido curricular o formación específica, sino que ofrece la posibilidad de que sea el centro el que establezca la mejor forma de traducir estos estándares a la práctica diaria en función de sus peculiaridades y necesidades (Ciccone & Freiberg, 2013).
A continuación los cinco principios propuestos por los investigadores:
- La comunidad escolar tiene una visión y un plan compartidos para promover, mejorar y mantener un clima escolar positivo.
- La comunidad escolar establece políticas que promueven específicamente (a) el desarrollo y mantenimiento de habilidades, el conocimiento, la disposición y participación social, emocional, ética, cívica e intelectuale, y (b) un sistema integral para abordar las barreras para el aprendizaje y la enseñanza y la inclusión de estudiantes.
- Las prácticas de la comunidad escolar se identifican, priorizan y apoyan para: (a) promover el aprendizaje y el desarrollo social, emocional, ético y cívico de los estudiantes, (b) mejorar la participación en la enseñanza, el aprendizaje y las actividades en toda la escuela; (c) abordar las barreras para el aprendizaje y la enseñanza, y volver a involucrar a aquellos que se han desvinculado; y (d) desarrollar y mantener una infraestructura apropiada y mecanismos para cumplir con esta norma.
- La comunidad escolar crea un ambiente donde todos los miembros son bienvenidos, apoyados y se sienten seguros social, emocional, intelectual y físicamente.
- La comunidad escolar desarrolla prácticas, actividades y normas significativas, que promueven la responsabilidad social y cívica y un compromiso con la justicia social.
El clima escolar en la prevención de la exclusión y acoso
Distintos estudios indican que las percepciones de los estudiantes acerca del clima escolar pueden afectar a la motivación, rendimiento académico, comportamiento, emociones, y autopercepción (Loukas, 2007; Brand et al., 2003; Phillips, 1997). Por otro lado, un clima escolar positivo se ha considerado un factor de protección clave en la prevención de conductas de exclusión y acoso en el centro escolar (Holfeld & Leadbeater, 2017; Laftman et al., 2017; Konihi et al., 2017; Olweus, 2003; Özer y Korkman, 2020).
La creación de un ambiente escolar positivo, en el que se ven satisfechas las necesidades de confianza y apoyo, generan que los estudiantes actúen de acuerdo con valores y metas dirigidos a un mayor compromiso emocional e implicación con la escuela (Solomon, 2020). Cuando los estudiantes se sienten protegidos, respetados y valorados, el comportamiento de acoso disminuye (Özer y Korkman, 2020; Konihi et al., 2017; Olweus, 2003 2005).
Algunas prácticas para trabajar en el clima escolar
- Implica a todos los miembros de la comunidad educativa (estudiantes, familias, personal docente y no docente del centro, administradores) como participantes activos en la mejor del clima escolar.
- Focalizate en la programación a largo plazo, impacto, infraestructura y apoyo, asegurando que las modificaciones en el clima escolar sean sostenibles.
- Crea redes escolares para compartir experiencias y proporcionar un foro de discusión de los retos a los que se enfrentan los centros.
- Implica a los estudiantes en todos los niveles educativos: estudiantes como agentes esenciales en la evaluación y recopilación de datos acerca del clima escolar.
- Crea y comparte herramientas de comunicación e información accesibles a toda la comunidad educativa (estudiantes, familias, personal docente y no docente del centro, administradores).
- Establece un protocolo de clima escolar, con objetivos y resultados medibles, que permita revisar los progresos alcanzados.
Referencias
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