Un libro, página web, así como cualquier otro formato, escrito en “lectura fácil” o “alta legibilidad”, se caracteriza por ajustes pensados para facilitar la exploración y descodificación del texto, con el objetivo de fomentar el disfrute de personas con dificultades relacionadas con la lectura así como en casos de dislexia evolutiva. Se trata de un medio de inclusión y, por ello, la atención hacia este tipo de adaptaciones está generando atención creciente.
Una lectura eficaz es la que permite explorar fluidamente y comprender un texto escrito. La comprensión lectora puede verse obstaculizada en personas con dificultades en la precisión de descodificación de las palabras de un texto o con mayor lentitud en la lectura, características de un trastorno específico del aprendizaje de la lectura como la dislexia evolutiva.
En ausencia de un trastorno del neurodesarrollo (como la dislexia evolutiva) o de lesiones neurológicas relacionadas con una alexia adquirida, el cerebro llega a intuir, desde el contexto, el significado de una o más palabras conocidas, aunque estén escritas de forma incorrecta. Eso se debe a la interconexión entre las áreas cerebrales asociadas con la visión, la memoria y la semántica del lenguaje, que permiten leer una palabra y enlazarla al recuerdo de una palabra conocida y a su significado. En condiciones de desarrollo típico, el proceso lector se convierte en un proceso automatizado a lo largo de la educación primaria. Sin embargo, en caso de dislexia, la automatización de este proceso se hace más compleja.
Exploración visual de un texto
Durante el proceso de lectura, el ojo humano realiza movimientos rápido llamados movimientos sacádicos, deteneniéndose en algunos puntos de las palabras, gracias a las fijaciones oculares. En caso de dislexia, las fijaciones oculares pueden ser más largas, y los movimientos sacádicos más frecuentes, aunque menos amplios, en comparación con personas sin este tipo de dificultad (Zoccolotti et al., 1999).
En la imagen a continuación, extraida del estudio de Gran Ekstrand y colaboradores (2021), se puede observar la diferencia en los movimientos oculares, fijaciones y su duración (los círculos más grandes indican mayor duración) entre un niño con dificultad (a la izquierda) y otro sin dificultade (a la derecha).

Algunos estudios han indicado que las personas con dislexia resultan ser mucho más sensibles a la aglomeración visual. Es decir, que la velocidad en la lectura de palabras puede verse disminuida en función de cuántos estímulos haya cerca de la palabra a leer (Spinelli et al. 2002).
La dislexia es un trastorno del neurodesarrollo que conlleva mayor tiempo para descodificar un texto escrito, con posibles efectos en su comprensión. Las dificultades más comunes consisten en imprecisiones, errores de lectura, omisiones de letras, inversiones entre las letras en una palabra, confusiones entre grafías con sonidos parecidos, confusión entre palabras que se escriben de forma parecida, rotación visual de grafemas, yuxtaposición de letras o sílabas, fragmentación inexacta de palabras, mezcla entre sílabas y letras de palabras distintas.
Los errores de lectura que comete una persona con dislexia se parecen a los de cualquier niño que esté aprendiendo a leer, pero se presentan con mayor frecuencia y resultan en una lectura ineficaz. Además las inexactitudes y la baja fluidez lectora pueden afectar a la comprensión y uso de cuanto leído.
Tomando en consideración el proceso de exploración visual implicado en la lectura, la lectura fácil o alta legibilidad pretende presentar un texto de una manera más accesible, facilitando su exploración visual y lectura también por parte de niños y adultos con dislexia.
Legibilidad de un texto
En la presentación de un texto, existen disitntos factores que pueden influir de manera significativa en su legibilidad:
- el interletraje,
- el espaciado entre palabras,
- el “ojo” de la fuente,
- el anclaje,
- el tipo de fuente
- la interlinea
- la alineación
El intreletraje es el espacio entre las letras de una palabra. Habitualmente, este espacio se suele disminuir por motivos de estética y para recuperar espacio dentro de una página o línea. Además, suele cambiar dependiendo de las parejas de letras. En la imagen a continuación, se ve a la izquierda un ejemplo de intreletraje positivo, donde las partes de una letra no “invaden” el espacio de la siguiente, mientras que en el lado derecho se ve el ejemplo de un intreletraje negativo, donde los dos grafemas se acercan más.

El espaciado entre palabras también puede ser más o menos amplio, resultando en otra variable que apoya o dificulta la legibilidad de un texto.

El “ojo” de la fuente se refiere al tamaño que tienen caracteres simples (que no sobresalen de la línea general del texto como “a” “x”, etc.) Cuanto más amplio sea este tamaño, más sencilla resultará la lectura.
Por otro lado, es relevante que, durante la lectura, no se perciba movimiento en las letras, para evitar el posible efecto de rotación. Para alcanzar este objetivo son recomendables los caracteres cuyas terminaciones estén bien diferenciadas, por ejemplo, con un corte más suave en el lado superior y uno más neto en el lado inferior. Además, se debería preferir una fuente sin “gracias tipográficas”(sans-serif). Las “gracias” tipográficas son ornamentos o remates situados en las terminaciones de los caracteres, que pueden generar confusión durante la lectura.

La interlinea o interlineado es el espacio entre dos líneas de un mismo párrafo. Debe tener un tamaño suficientemente amplio para que no se produzca el efecto de aglomeración visual (como por ejemplo, un valor de 1.5 puntos). Además, hay que prestar atención a la amplitud del párrafo, ya que las páginas demasiado saturas de texto pueden resultar más difíciles de leer.
En cuanto a la alineación, es preferible utilizar la alineación izquierda del texto, evitando el texto justificado por dos motivos: 1) mantener constante el espacio entre las palabras y 2) evitar dividir palabras en dos partes entre líneas.

Más allá de los aspectos inherentes al formato de los caracteres y del texto, existen otros elementos que influyen en una menor o mayor facilidad a la hora de leer un texto. Por ejemplo, una manera de facilitar la lectura es el uso de signos de puntuación junto al espacio en las líneas para jerarquizar, ordenar, remarcar y diferenciar conceptos, palabras y frases. Por ejemplo, la siguiente frase:
“Maria, al llegar, saludó y preguntó cómo había ido el verano, y Paula le contestó que había estado fenomenal.”
Resultaría de más fácil comprensión si estuviese escrita en la siguiente manera:
“Maria, al llegar, saludó y preguntó: “Hola, ¿Cómo ha ido el verano?”
Y Paula le contestó: “¡Muy bien Maria, lo he pasado fenomenal!”
También se recomienda evitar el uso de paréntesis para hacer aclaraciones en el medio del texto, siendo preferible remarcar en negrita e introducir una explicación adicional en una anotación al margen.
En cuanto al formato de presentación general del texto, es importante que haya un contraste suficiente entre el color del texto y del fondo y que, en caso de versiones impresas, el papel sea opaco para evitar el reflejo de la luz en la hoja. Además, se ha visto que los fondos de colores cálidos, como el color melocotón, mejoran la legibilidad en comparación con fondos de colores fríos, como el azul o el verde (Rello & Bigham, 2017).
Finalmente, en caso de dibujos o ilustraciones, su mayor simplicidad puede considerarse un apoyo a la comprensión del texto.

En resumen, los elementos a tener en cuenta para obtener un texto legible se basan en:
- caracteres con características diversificadas y específicas para las letras especulares (q-p, b-d, b-p, q-p) o parecidas (m-n, a-e);
- caracteres sin gracias tipográficas (sans serif);
- interletraje positivo;
- espaciado entre palabras más amplio
- texto alineado a la izquierda;
- interlineado amplio;
- uso de signos de puntuación y de espacios para hacer más clara la intención comunicativa del texto;
- cuidar el contraste entre texto y fondo;
- apoyar el texto con imágenes sencillas, cuando resulte posible.
Investigaciones sobre factores de legibilidad
Los estudios científicos llevados a cabo hasta la fecha aún son escasos, y no han llegado a proporcionar pruebas consistentes de una mayor eficacia lectora utilizando una fuente específica. A pesar de ello, se ha observado un efecto facilitador de fuentes sin gracias tipográficas (sans serif) y letras de imprenta, en comparación con caracteres con gracias tipográficas (serif) y en cursiva, tanto en caso de personas con dificultades de lectura como en personas sin dificultad (Rello & Baeza-Yates, 2016).
También se ha destacado la preferencia por fuentes “monoespaciadas” en lugar de “proporcionadas” (Rello & Baeza-Yates, 2016), y la proporción entre el interletraje y el espaciado (Galliussi et al., 2020). En una fuente monoespaciada, cada grafema ocupa el mismo espacio horizontal que todos los demás, mientras que en una fuente proporcionada este espacio horizontal varía según la letra.

En la actualidad, un único estudio ha indicado un mejor desempeño lector en niños y niñas con dislexia utilizando una fuente específicamente diseñada (Easyreading), aunque únicamente en comparación con la fuente Times New Roman, muy comúnmente utilizada (Bachmann , 2013).
Por otro lado, otros estudios evidencian efectos positivos tanto en la exactitud como en la fluidez lectora en personas con dislexia cuando se aumenta el espaciado del texto (Duranovic et al., 2018; Spinelli et al., 2002). Este efecto se ha observado tanto en idiomas transparentes, es decir aquellos con alta correspondencia entre ortografía y fonética (Perea et al., 2012; Zorzi et al., 2012), como en idiomas menos transparentes u opacos, caracterizados por una baja correspondencia entre ortografía y fonética (Marinus et al., 2016; Zorzi et al., 2012)
Finalmente, existen investigaciones que, centrándose en las características semánticas y la longitud de las palabras, han indicado que, en el caso de la dislexia, la priorización de sinónimos más comunes puede hacer más fluida la lectura, mientras que el uso de palabras más cortas influye positivamente en la comprensión de un texto (Rello et al., 2013) .
Referencias
- Bachmann, C. (2013). Può un font essere uno strumento compensativo per i lettori con dislessia. Gradimento e prestazione nella lettura in Times New Roman e in EasyReading® di alunni dislessici e normolettori della classe quarta primaria. Dislessia, 10(2), 243-262.
- Duranovic, M., Senka, S., & Babic-Gavric, B. (2018). Influence of increased letter spacing and font type on the reading ability of dyslexic children. Annals of dyslexia, 68(3), 218-228.
- Galliussi, J., Perondi, L., Chia, G., Gerbino, W., & Bernardis, P. (2020). Inter-letter spacing, inter-word spacing, and font with dyslexia-friendly features: testing text readability in people with and without dyslexia. Annals of dyslexia, 70(1), 141.
- García Muñóz, Ó. (2014). Lectura fácil: Métodos de redacción y evaluación.
- Gran Ekstrand, A. C., Nilsson Benfatto, M., & Öqvist Seimyr, G. (2021). Screening for reading difficulties: comparing eye tracking outcomes to neuropsychological assessments. In Frontiers in Education (Vol. 6, p. 85). Frontiers.
- Marinus, E., Mostard, M., Segers, E., Schubert, T. M., Madelaine, A., & Wheldall, K. (2016). A special font for people with dyslexia: Does it work and, if so, why?. Dyslexia, 22(3), 233-244.
- Perea, M., Panadero, V., Moret-Tatay, C., & Gómez, P. (2012). The effects of inter-letter spacing in visual-word recognition: Evidence with young normal readers and developmental dyslexics. Learning and Instruction, 22(6), 420-430.
- Rello, L., & Baeza-Yates, R. (2016). The effect of font type on screen readability by people with dyslexia. ACM Transactions on Accessible Computing (TACCESS), 8(4), 1-33.
- Rello, L., Baeza-Yates, R., Dempere-Marco, L., & Saggion, H. (2013, September). Frequent words improve readability and short words improve understandability for people with dyslexia. In IFIP Conference on Human-Computer Interaction (pp. 203-219). Springer, Berlin, Heidelberg.
- Rello, L., & Bigham, J. P. (2017, October). Good background colors for readers: A study of people with and without dyslexia. In proceedings of the 19th International ACM SIGACCESS Conference on Computers and Accessibility (pp. 72-80).
- Spinelli, D., De Luca, M., Judica, A., & Zoccolotti, P. (2002). Crowding effects on word identification in developmental dyslexia. Cortex, 38(2), 179-200.
- Zoccolotti, P., De Luca, M., Di Pace, E., Judica, A., Orlandi, M., & Spinelli, D. (1999). Markers of developmental surface dyslexia in a language (Italian) with high grapheme–phoneme correspondence. Applied Psycholinguistics, 20(2), 191-216. Zorzi, M., Barbiero, C., Facoetti, A., Lonciari, I., Carrozzi, M., Montico, M., Bravar, L., George, F., Pech-Georgel, C., & Ziegler, J. C. (2012). Extra-large letter spacing improves reading in dyslexia. Proceedings of the National Academy of Sciences, 109, 11455–11459.). 4º