Las emociones pueden ser inductoras y/o mantenedoras de la motivación escolar e influenciar los aspectos más cognitivos del aprendizaje: pueden desencadenar distintas formas de procesar la información y resolver las tareas, y facilitar o impedir la auto-regulación del aprendizaje en los estudiantes.
Mientras las emociones positivas producen, en general, efectos positivos sobre el aprendizaje, los efectos globales de las emociones negativas de la tarea son más diversos: pueden ser tanto positivos como negativos, siendo el resultado dependiente de la intensidad de dichas influencias opuestas.