Regulación emocional: el rol de los padres

El hecho de que un niño aprenda a controlar su conducta y comportarse de forma adecuada requiere una cierta maduración y aprendizaje que empieza ya durante los primeros años de vida en el ambiente familiar: en este contexto el rol de los padres es fundamental por el desarrollo de la regulación emocional. A lo largo de este proceso se hacen patentes las diferencias individuales en la reactividad emocional, motriz, atencional y de autorregulación, influyendo en el temperamento de base de la personalidad en desarrollo.

A lo largo de la infancia el niño aprende a regular progresivamente las características más reactivas de su temperamento, como su emocionalidad, a través de mecanismos de control comportamental basados en la autorregulación, inhibición y elaboración de la propia respuesta comportamental. Dicha capacidad de autorregulación, en su componente más racional es conocida como control voluntario, una competencia que se adquiere en la interacción con el medio y que supone la transición entre una regulación emocional principalmente externa (en la mayoría de los casos dependiente de los padres) a una regulación más interna y autónoma. Diversos estudios subrayan la importancia del rol parental en este proceso, guiando, modelando y corrigiendo el comportamiento de sus hijos.

Uno de los hallazgos más consistentes acerca del papel de los padres en el desarrollo de la regulación es que la calidez y apoyo parental, así como también la expresión de emociones positivas en el hogar y en presencia de los niños se asocian con niveles relativamente bajos de conductas externalizantes o disruptivas.

Leer más…

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.