En el aprendizaje de la lectura, los niños van familiarizándose progresivamente con la palabra escrita, hasta alcanzar un nivel de fluidez lectora progresivamente más avanzado. En este proceso se pasa progresivamente de una lectura palabra por palabra, con una expresión más monótona, con menor atención a los signos de puntuación, alcanzando con la práctica una lectura progresivamente más automatizada, precisa y expresiva.
La fluidez lectora se considera un paso esencial entre el reconocimiento de la palabra y la comprensión del texto escrito, en tanto que a medida que aumenta la familiaridad y la automatización, se liberan recursos atencionales en beneficio de la comprensión. En los casos de niños que experimentan dificultades de fluidez en la lectura, existe mayor riesgo de aparición tanto de dificultades de comprensión como de otros trastornos específicos del aprendizaje.