El aburrimiento o “taedium vitae” es un afecto normal si es transitorio. Se caracteriza por ausencia de interés y monotonía, sensación de quietud y ralentización de la percepción del tiempo, falta de atención y sentimiento de vacío interior, aplanamiento y decoloración emocional.
Se puede convertir en patológico si tiende a persistir y a configurarse como un estado afectivo exclusivo y dominante de la persona.