Adaptación en la escuela infantil

Esta mañana en la puerta del colegio esperando para dejar a mi hija mayor, otros padres comentaban que tenían que dejar a la pequeña en la escuela infantil (asiste al primer ciclo 0-3 años) y de lo difícil que se le está haciendo quedarse.

Indicaban que, a pesar de que el período de adaptación ha finalizado, a su pequeña todavía le cuesta y llora todas las mañanas, especialmente los lunes. Son muchas las familias que, a lo largo de los años, vivencian esta situación, e incluso yo recuerdo haber vivido algo muy parecido con mis hijos. Por ello, me he decidido a escribir unas líneas al respecto.

¿Qué es el periodo de adaptación?

Pues como su nombre indica es un proceso, una etapa, lo que implica tiempo. No todos los niños se van a adaptar igual, algunos necesitarán más tiempo que otros.

Cuando hablamos de periodo de adaptación, nos referimos al proceso que los niños necesitan para aceptar y sentir la escuela como un espacio propio, seguro, de confianza, en el que relacionarse con educadores, compañeros y el personal del centro, desde la seguridad y la felicidad. Buscamos que disfruten y vivan la escuela como un entorno positivo.

La mayoría de las veces, en las escuelas infantiles se establecen varios días o incluso una semana para realizar la incorporación al centro de manera progresiva. Este tiempo suele estar determinado por las necesidades de las escuelas y de las familias, pero no suelen ser centradas en los niños.

Esto quiere decir que, a menudo, el periodo de adaptación tiene poco que ver con el proceso de transición para los niños y niñas y, si bien puede ser de ayuda, en muchas ocasiones puede llegar a resultar demasiado corto. A pesar de ello, para las escuelas y las familias suele haber muchos factores que no permiten que sea de otra manera.

Entonces, ¿cuánto tiempo necesitan los niños/as para la adaptación? Depende. La forma de sentir y manifestar de cada uno es diferente. Algunos lloran, otros se quedan enojados y no quieren despedirse, otros se resignan a quedarse pero se mantienen como observadores de sus compañeros, y así un sinfín de maneras diferentes, aunque todas resultado de lo mismo: la transición no se ha realizado, todavía la escuela es algo desconocido y diferente.

Qué puedo hacer para ayudar a mi hijo/a en el período de adaptación

Lo primero es tener paciencia, entender que es un proceso que requiere tiempo. Nuestra actitud influye mucho en su estado de ánimo y en cómo percibe la situación. Partiendo de todo lo anterior, algunas pautas que pueden ayudar son:

  • Evita los comentarios negativos con respecto a la escolarización (por ejemplo: “vas a la escuela porque tenemos que trabajar”; “en la escuela vas a aprender a compartir” …).
  • Sí es posible, es recomendable que durante el período de adaptación sean la/s misma/s persona/s quien deje y recoja al niñ@ en la escuela.
  • Despídete siempre, no esperes a que se distraiga para salir corriendo.
  • Evita actuar con inseguridad, duda o culpabilidad.
  • No prolongues las despedidas: una vez te despides y te vas, evita volver a entrar a la clase.
  • Evita el chantaje emocional (por ejemplo: “si lloras, me voy triste”).
  • Procura no introducir más cambios en la rutina durante el período de adaptación: una cosa a la vez.

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