Parentalidad, coparentalidad y pareja

Volverse padres constituye un momento de crisis evolutiva que forma parte del ciclo de la vida del individuo y de la pareja: es importante distinguir entre los conceptos de parentalidad, coparentalidad y relación de pareja. Al nacer un hijo, es necesaria una nueva adaptación en una situación que implica no sólo a dos personas, sino a un tercero que necesita cuidado y protección.

Según Palacio-Espasa (1996) la parentalidad es una función compleja que implica la interpretación de necesidades, la protección y el cuidado del hijo a nivel físico y afectivo relacional, al cual se le reconoce su individualidad. Esto implica la conciencia de los padres de su propia capacidad de saber actuar.

La coparentalidad consiste en la coordinación entre los padres durante la tarea de educar al hijo (McHale, 1995). Se trata de una función que nace y evoluciona desde el momento en que se espera la llegada del hijo, periodo durante el cual los padres preparan y anticipan el futuro con el niño.

La relación de pareja es una función diferente e implica la calidad de la misma, pero afectando a la representación que se tiene del otro como padre o madre. Si no hay una buena relación de pareja, pero hay parentalidad porque existe un hijo, es fundamental que los padres preserven un espacio adecuado para seguir desarrollando su función como cuidadores y educadores.

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