Desde el punto de vista psicológico, una ruptura amorosa implica un proceso de duelo personal de menor o mayor intensidad que puede conllevar, en los casos más complicados, pensamientos recurrentes y dolorosos sobre lo sucedido. Irse de viaje tras una ruptura amorosa puede ser una buena opción en algunos casos, aunque siempre teniendo en cuenta ciertos aspectos. La ruptura, de la misma forma que un viaje, puede suponer una posibilidad de explorar nuevas opciones, relaciones y aspectos de uno mismo, sacando beneficio del nuevo capítulo de vida que se abre tras el cierre de la relación.
