A lo largo de la historia de la psicología diversos autores han mostrado posiciones contrarias al respecto acerca de la definición de inteligencia.
En la literatura científica actual (Intelligence) se adopta de forma muy extendida la definición de Wechsler (1944 – 1955), según la cual la inteligencia es “una habilidad general y global que permite al individuo acercarse a la comprensión del mundo, adaptarse a él y hacer frente a sus desafíos”. Además, dicha habilidad depende tanto de la herencia como de la interacción con el ambiente. Se trata de una habilidad que puede medirse a través de pruebas adaptadas a distintas edades y poblaciones. Así, los test de inteligencia de este mismo autor (WAIS III, WISC IV, WPPSI III) permiten obtener una medida fiable de la capacidad intelectual global (CIT), con una validez que permite predecir aspectos como el rendimiento laboral y el bienestar psicológico general.
A través del uso de estas pruebas podemos conocer tanto la capacidad general del sujeto como sus habilidades en distintas áreas (comprensión verbal, velocidad de procesamiento, razonamiento perceptivo y memoria de trabajo) y sus puntos fuertes y débiles específicos.
Las escalas de inteligencia de Wechsler se encuentran dentro de los protocolos de Psise, y se utilizan especialmente en los casos en los que se considera necesario descartar o identificar aspectos cognitivos que puedan estar afectando a la adaptación y el desempeño del individuo en su vida cotidiana.