Un viaje compartido puede ser una oportunidad para acercarse y afianzar la relación padre-hijo. Sin embargo, igual que en cualquier viaje pueden surgir algunas dificultades a las que podemos adelantarnos teniendo en cuenta algunos aspectos.
La relación con nuestro padre es una de las relaciones más duraderas que tendremos, ya que se inicia en los primeros días de vida y se construye, evoluciona y puede modificarse en función del temperamento de ambos y las experiencias compartidas. Conforme nos hacemos mayores, pasamos desde una situación en la que es el padre el que domina a otra más adulta, en la que padre e hijo se encuentran en condiciones más equiparables.
Claves para que el viaje con tu padre salga bien:
- Fomentar una comunicación sincera sin ser intrusivos u hostiles.
- No esperar que todo vaya a salir perfecto teniendo unas expectativas realistas.
- Considerar a nuestro padre como un compañero de viaje con todo lo bueno y malo que esto implica.
- Conocer mejor a nuestro padre respectando sus ideas y las nuestras. Conocer los hábitos y los gustos.
- Encontrar un punto intermedio o separarse en algunos momentos del viaje. Compartir actividades para ambos teniendo en cuenta la edad y las preferencias de cada uno.
- Seleccionar lugares que no se encuentren demasiado aislados o incomunicados. Tener la posibilidad de relacionarse con otras personas puede aportar nuevos elementos al viaje.
- En caso de conflicto, no acumular rencores y no permitir que duren más de 24 horas.
- Tener cuidado con las posibles barreras a la comunicación. Utilizar el móvil de forma constante aísla a nuestro acompañante.
- Tener presente el presupuesto y los gastos, acordando el destino y manteniendo en cierta medida la dinámica habitual.