El mutismo selectivo es un trastorno de ansiedad característico de la infancia, más habitual en niñas que en niños, con inicio entre los 2 y 5 años, con una prevalencia estimada alrededor del 1% en la población general.
Se caracteriza por la ausencia total de discurso en al menos una situación específica durante al menos un mes, a pesar de que el niño posea la capacidad de hablar en otras situaciones.
Suele hacerse más manifiesto en la etapa de escolarización primaria con efectos sobre los resultados académicos, el desarrollo social y el autoconcepto del niño. Tiende a asociarse a ansiedad social (65-100%), ansiedad de separación (17-32%) y fobias especificas (30-50%). Puede presentarse de forma comórbida con trastornos de la comunicación (50%) y de la eliminación (16-29%).
Para discriminar entre la timidez extrema y el mutismo selectivo se debe considerar:
- La duración temporal de los síntomas de al menos un mes, periodo a lo largo del cual los niños tímidos suelen ir adaptándose a las nuevas situaciones.
- Al contrario que los niños con mutismo, los niños tímidos suelen responder cuando se les formula una pregunta o empiezan a hablar una vez se sienten más seguros.
- En el mutismo selectivo se presenta una elevada ansiedad y, el quedarse callado en situaciones específicas, se puede considerar como un intento disfuncional de regulación emocional.