Enfrentarse a los obstáculos en dosis moderadas y con el apoyo equilibrado de los padres resulta fundamental para aprender a tolerar la frustración.
Cuando los padres proporcionan un apoyo exagerado o sobreprotector a su hijo, están reforzando en él una necesidad de regulación externa, que puede tener como consecuencia su dependencia y desajuste emocional en etapas posteriores.
Completar las tareas de los hijos y resolverles todos los problemas puede desembocar en dificultades de afrontamiento y baja tolerancia a la frustración.
