Ser demasiado perfeccionista

Ser perfeccionista puede considerarse como algo socialmente deseable, aunque puede volverse perjudicial para la persona en casos extremos. La combinación de metas excesivamente elevadas y la tendencia a valorar negativamente nuestra forma de hacer las cosas puede acarrear una serie de consecuencias negativas para el bienestar personal. 

Afirmaciones del tipo “debería haberlo hecho mejor”, “aún no está del todo bien” son el reflejo de algunas de las creencias que pueden señalar un estilo de pensamiento en el que el perfeccionismo se mezcla con las consecuencias negativas. Dichas consecuencias pueden manifestarse tanto a nivel cognitivo como emocional y en la autoestima de la persona, alterando el bienestar personal, e incluso las relaciones interpersonales.

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